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lunes, noviembre 28, 2011

El lobo gallego. 69ª entrega.

El lobo Gallego.





- Como quieras... ya nos veremos mas tarde en la cena. Tengo cosas que hacer, hasta luego.
-Se despidió de nosotros encaminándose hacía la entrada principal-
- Adiós Antonio –-correspondió educadamente Raquel-
“Este abrió la centenaria puerta de roble y se perdió en el exterior envuelto en un gris y plomizo día. El portón se cerró a su espalda empujado por el robusto resorte de hierro colado.”
-Por aquí Abel...
“Mientras subía aquellas empinadas escaleras, tras la insinuante figura que realzaba aquel ajustado vestido negro, pensaba en la dificultad de plasmar en un lienzo la flexibilidad de sus movimientos, que transmutaba su ropa en segunda piel y que me inspiraba la inoportuna imagen de un bífido reptando sensualmente por los escalones.”
- Sabes, tenía ganas de volver a verte... –
Me tanteaba Raquel con aquella voz saturada del más puro, elemental y primitivo erotismo-...
-¿Recuerdas nuestra primera borrachera en A?
  “¡Joder que pregunta! ¿Qué si me acordaba? La única y posible manera de olvidar aquella tremenda ingesta de cubatas en A, era muriéndome.”
- Como quieres que la olvide si terminé la noche en un hórreo, retozando entre mazorcas de maíz con aquella amiga tuya.
“En el alto de las escaleras procedió a alisarse los siete centímetros que había escalado su vestido por sus majestuosas piernas. Se giró. Tropecé en el último peldaño.”
- ¡Mierda! Dos veces en menos de veinticuatro horas sería excesivo.
- Ten cuidado donde pones los pies.
"Tendiéndome la mano en un acto reflejo me agarré a ella más por percibir su tacto que por necesidad de controlar mi equilibrio. La historia tenía su punto tragicómico, si no me andaba con ojo, o mejor dicho, con buen pie, corría el no despreciable riesgo de volver a casa sin dientes.”




- Como quieras... ya nos veremos mas tarde en la cena. Tengo cosas que hacer, hasta luego. -Se despidió de nosotros encaminándose hacía la entrada principal- - Adiós Antonio –-correspondió educadamente Raquel- “Este abrió la centenaria puerta de roble y se perdió en el exterior envuelto en un gris y plomizo día. El portón se cerró a su espalda empujado por el robusto resorte de hierro colado.” -Por aquí Abel... “Mientras subía aquellas empinadas escaleras, tras la insinuante figura que realzaba aquel ajustado vestido negro, pensaba en la dificultad de plasmar en un lienzo la flexibilidad de sus movimientos, que transmutaba su ropa en segunda piel y que me inspiraba la inoportuna imagen de un bífido reptando sensualmente por los escalones.” - Sabes, tenía ganas de volver a verte... –-Me tanteaba Raquel con aquella voz saturada del más puro, elemental y primitivo erotismo-... ¿Recuerdas nuestra primera borrachera en A? “¡Joder que pregunta! ¿Qué si me acordaba? La única y posible manera de olvidar aquella tremenda ingesta de cubatas en A, era muriéndome.” - Como quieres que la olvide si terminé la noche en un hórreo, retozando entre mazorcas de maíz con aquella amiga tuya. “En el alto de las escaleras procedió a alisarse los siete centímetros que había escalado su vestido por sus majestuosas piernas. Se giró. Tropecé en el último peldaño.” - ¡Mierda! Dos veces en menos de veinticuatro horas sería excesivo. - Ten cuidado donde pones los pies. -Tendiéndome la mano en un acto reflejo- “Me agarré a ella más por percibir su tacto que por necesidad de controlar mi equilibrio. La historia tenía su punto tragicómico, si no me andaba con ojo, o mejor dicho, con buen pie, corría el no despreciable riesgo de volver a casa sin dientes.”



Arte inconformista.

viernes, noviembre 04, 2011

Inquietante certeza



No tienes la inquietante certeza de que Asia se comerá nuestra prosperidad… De que “nuestros” políticos al margen de la corrupción no tienen ideas para sacarnos del atolladero… No tienes la inquietante certeza de que el país rueda sin control hacía el abismo… De que el actual sistema político-financiero no funciona para la mayoría, y por supuesto, nunca lo hará… No tienes la inquietante certeza de que durante años, ladrillo a ladrillo, fueron añadiendo peso al lastre que hundirá esa economía ficticia basada en bienes no exportables. Se ha descuidado al sector primario, a la industria y a la educación, invirtiendo el superávit de los años del boom inmobiliario en llenar bolsillos de amigos y en proyectos faraónicos. Energéticamente somos dependientes, todo el esfuerzo nacional debió girar en conseguir nuestra casi independencia del petróleo a golpe de inversiones e investigación.




No tienes la inquietante certeza de que Asia se comerá nuestra prosperidad… De que “nuestros” políticos al margen de la corrupción no tienen ideas para sacarnos del atolladero… No tienes la inquietante certeza de que el país rueda sin control hacía el abismo… De que el actual sistema político-financiero no funciona para la mayoría, y por supuesto, nunca lo hará… No tienes la inquietante certeza de que durante años, ladrillo a ladrillo, fueron añadiendo peso al lastre que hundirá esa economía ficticia basada en bienes no exportables. Se ha descuidado al sector primario, a la industria y a la educación, invirtiendo el superávit de los años del boom inmobiliario en llenar bolsillos de amigos y en proyectos faraónicos. Energéticamente somos dependientes, todo el esfuerzo nacional debió girar en conseguir nuestra casi independencia del petróleo a golpe de inversiones e investigación.



Arte inconformista.