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martes, diciembre 04, 2012

92ª entrega

El lobGallego.


- Si, la medicación también ha hecho lo suyo.

 “Mi hermana Isabel se mostraba tímidamente vacilona dadas las circunstancias, se dirigió hacía la cafetera decidida a entrar en calor con un buen trago de aquel café.” 

 - El viento de Galicia tiene la virtud de recuperar espíritus y fortalecer cuerpos. -Carmen tenía también cierto aire de meiga- 

 “Soplé el café de la taza para bajarle un poco la temperatura, comprobé que no escaldara lenguas y le di un trago que dio buena cuenta de él, recogí mi cazadora de la mullida alfombra y me incorporé.” 

 - Siéntate aquí, yo voy a subir a ver que tal se encuentra nuestra madre. –le ofrecí a mi hermana el cómodo sillón del que había disfrutado brevemente- 

 “Ella aceptó, y removiendo el azúcar de su taza, se sentó en él. A mi modo de ver las cosas, Mariano podía y debía seguir de pie, no quedaba un sitio libre frente a la chimenea.”

 - Devuélvele las llaves del coche a tu padre, y dale las gracias. -Mariano me las tendió-

 “Deposité la taza en la bandeja del juego de café, alargué la mano para recoger el maná que representaba para mí aquellas llaves y Mariano se las guardó en el bolsillo.” 

 - Tío Felipe, ¿Me puedes decir en que habitación están mis padres? -pregunté- 

 “Lo de Mariano tenía que finalizar, algo me decía que era una de las pocas personas neutrales en aquella casa.”

 - Tienen el equipaje en el dormitorio que está al lado de la sala de estar del segundo piso. - Gracias por la información y por el café.

 “Comenzó ha sonar el viejo teléfono que reposaba en la pequeña mesita de estilo rústico situada a la derecha de la chimenea. Felipe se levantó y descolgando el aparato inició una conversación en Gallego cerrado que se escapo a mi entendimiento.”




- Si, la medicación también ha hecho lo suyo. “Mi hermana Isabel se mostraba tímidamente vacilona dadas las circunstancias, se dirigió hacía la cafetera decidida a entrar en calor con un buen trago de aquel café.” - El viento de Galicia tiene la virtud de recuperar espíritus y fortalecer cuerpos. -Carmen tenía también cierto aire de meiga- “Soplé el café de la taza para bajarle un poco la temperatura, comprobé que no escaldara lenguas y le di un trago que dio buena cuenta de él, recogí mi cazadora de la mullida alfombra y me incorporé.” - Siéntate aquí, yo voy a subir a ver que tal se encuentra nuestra madre. –-le ofrecí a mi hermana el cómodo sillón del que había disfrutado brevemente- “Ella aceptó, y removiendo el azúcar de su taza, se sentó en él. A mi modo de ver las cosas, Mariano podía y debía seguir de pie, no quedaba un sitio libre frente a la chimenea.” - Devuélvele las llaves del coche a tu padre, y dale las gracias. -Mariano me las tendió- “Deposité la taza en la bandeja del juego de café, alargué la mano para recoger el maná que representaba para mí aquellas llaves y Mariano se las guardó en el bolsillo.” - Tío Felipe, ¿Me puedes decir en que habitación están mis padres? -pregunté- “Lo de Mariano tenía que finalizar, algo me decía que era una de las pocas personas neutrales en aquella casa.” - Tienen el equipaje en el dormitorio que está al lado de la sala de estar del segundo piso. - Gracias por la información y por el café. “Comenzó ha sonar el viejo teléfono que reposaba en la pequeña mesita de estilo rústico situada a la derecha de la chimenea. Felipe se levantó y descolgando el aparato inició una conversación en Gallego cerrado que se escapo a mi entendimiento.”


Arte inconformista.