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viernes, julio 29, 2011

Sensaciones...



Llegas a un pueblo donde no conoces a nadie, descargas la materia prima necesaria para el montaje de la exposición. Algunos vecinos se giran al ver ciertos cuadros de gran formato y de contenido políticamente incorrecto, hay caras de estupor en algunas personas, y de cierta afinidad en los semblantes de otros vecinos. Las obras son expuestas en un orden inicial que obedece a si forman parte de una serie o no, se sitúan unas cuantas agarradas de las manos por orden cronológico, otras se colocan anárquicamente a su antojo puramente aleatorio. Llega el día de la inauguración, entran los primeros visitantes y me siento igual de expuesto que en una playa nudista donde no hace más que llegar gente vestida.
Hay obras de contenido explicito que dejan al autor en cueros sicológicamente. Se pela el cuerpo como la piel de una naranja para dejar al descubierto los gajos de nuestra personalidad. Ser introvertido y exponerme a los demás a través de mis cuadros, es una de las cosas de esta vida que más estimulan el más ancestral de los instintos animales: La supervivencia, la huida, el ataque...


Llegas a un pueblo donde no conoces a nadie, descargas la materia prima necesaria para el montaje de la exposición. Algunos vecinos se giran al ver ciertos cuadros de gran formato y de contenido políticamente incorrecto, hay caras de estupor en algunas personas, y de cierta afinidad en los semblantes de otros vecinos. Las obras son expuestas en un orden inicial que obedece a si forman parte de una serie o no, se sitúan unas cuantas agarradas de las manos por orden cronológico, otras se colocan anárquicamente a su antojo puramente aleatorio. Llega el día de la inauguración, entran los primeros visitantes y me siento igual de expuesto que en una playa nudista donde no hace más que llegar gente vestida.
Hay obras de contenido explicito que dejan al autor en cueros sicológicamente. Se pela el cuerpo como la piel de una naranja para dejar al descubierto los gajos de nuestra personalidad. Ser introvertido y exponerme a los demás a través de mis cuadros, es una de las cosas de esta vida que más estimulan el más ancestral de los instintos animales: La supervivencia, la huida, el ataque...








Arte inconformista.

exposición Arrigorriaga II

Recuerdos de una exposición.



lunes, julio 25, 2011

59ª entrega el lobo gallego

El taxista pareció tranquilizarse un poco ante esa observación por parte de Carlos.
Yo fui preparando el importe del viaje mientras la puerta principal de la casa se abría y por ella salió alguien que a primera vista, y a segunda también, me resulto totalmente desconocido.
Sus viejas piernas se encaminaron lenta y directamente hacia nosotros. Era una persona mayor.”

- Lo siento... Os acompaño en el sentimiento, a mi entender, las abuelas son los miembros más entrañables de la familia.

“Aquel buen hombre se despedía de nosotros estropeando nuestra breve relación con aquel comentario...”

- Toma... Quédate con el cambio.

“ ...Nunca he acabado de asimilar por completo ese pésame tan comúnmente utilizado en situaciones de perdidas personales.
Como se atrevían ha decir: Te acompaño en el sentimiento, si parten del principio de desconocer cuales son con exactitud. Yo mismo era incapaz de comprender que sentía ante la perdida de la abuela, ahora que su desaparición dibujaba en el horizonte extrañas posibilidades. ¿Qué querían decir? Que si yo me alegraba con su desaparición ellos también me acompañaban en el sentimiento.”

- Gracias.

- Carlos... ¿Quién es ese? -Apunte con mis fatigados ojos al personaje que se situaba en aquel preciso momento, en el ecuador de la distancia que mediaba entre la puerta y el taxi. Sus pasos eran lentos pero decididos, no se apoyaba en ningún bastón-

- Adivina, adivinanza...

“Volví la mirada hacía Carlos con cara -supongo- de pocos amigos.”

- Déjate de chorradas... ¿Quién es? -Tiré de las riendas para frenar el mastodóntico deseo de estrangularlo allí mismo, me gustaría saber que opinaba Ricardo de aquella demostración de afecto-

- Juan... es Juan, el veterano de guerra.

“Miré embobado a Carlos. Mi moral cayo en picado como un “stuka” alemán estrellándose contra el suelo.”


“El taxista pareció tranquilizarse un poco ante esa observación por parte de Carlos.
Yo fui preparando el importe del viaje mientras la puerta principal de la casa se abría y por ella salió alguien que a primera vista, y a segunda también, me resulto totalmente desconocido.
Sus viejas piernas se encaminaron lenta y directamente hacia nosotros. Era una persona mayor.”




Arte inconformista.

jueves, julio 21, 2011

MakuluKen

Si os gustan los ritmos africanos, el reggae y la percusión, es más que recomendable una visita a este espacio músical.


http://www.myspace.com/makuluken

viernes, julio 01, 2011

45ª entrega.

“Mi dispersa mente en la mar de los sueños recuperó su morfología habitual de golpe y porrazo, gracias a un brusco frenazo efectuado sobre gravilla que hizo impactar mi cabeza contra la ventanilla.
Una vaca cruzaba delante del coche con su peculiar paso cansino guiada por un paisano.
Maldije por lo bajo al vidrio, y al padre, y la madre y los hermanos del descubridor de sus propiedades en la antigüedad.”

- Bueno... -Nos sonreía el taxista-... Estamos en el pueblo, si me decís a que parte exacta del mismo vais os llevo.

“Le mire ceñudamente, compartía junto al descubridor de las propiedades del vidrio, la atención de mi ataque de ira.”

- Por la ostia monetaria que nos vas ha dar, y por la “leche” literal que acabo de darme, no esperamos menos de ti... Carlos ¿Estas despierto?

- A medias...

- ¿Por donde?...Esto ha cambiado un poco en los últimos cuatro años.

“Carlos se desperezó y su expresión facial se transformo como por arte de meigas, se notaba una barbaridad que había llegado a casa. Sentimientos, que en aquellas circunstancias yo no podía compartir.
En mi sana opinión, me encontraba en territorio hostil, por decirlo así, en la antesala de lo que no se quiere saber.”

- Tuerce a la derecha y sigue recto... Ya te indicare luego por donde has de ir.

“ El animal y el pueblerino nos miraron con ojos vacunos.”

- Ni que le hubieras atropellado el ganado. -Le dije-

- Lo abre asustado... -El coche reanudó la marcha-

“Lentamente fui reconociendo las calles y algunos puntos concretos del pueblo que quedaron impresos en mi memoria
tras mi última y breve visita a Galicia de hacía cuatro años.”

- Ahora en ese cruce a la izquierda, y prácticamente hemos llegado.

“Pues si, aquella zona del pueblo la recordaba a la perfección. Era como una fotografía impresa a todo color en mi banco de datos orgánico.
Una desviación a la derecha, un recorrido de unos cien metros, un nuevo giro a la izquierda y un recorrido más breve, de unos cincuenta metros... y ¡Bingo!
Por fin la conclusión de nuestro periplo. O por lo menos aquello creía inocentemente yo.
Dejó de llover y un solitario rayo de luz acarició el salpicadero del Mercedes deslumbrándonos levemente”

- Ahora a la derecha...

“El Mercedes giró a la derecha y comenzó ha rodar derrapando ligeramente por el camino de gravilla, dejamos atrás un viejo y abandonado hórreo de piedra, y de repente, tras unos árboles centenarios, apareció la maciza casa de piedra de sillería de “la familia.”

- ¿Qué pasa aquí? -Se sorprendió Ricardo-

“Medía docena de hombres vestidos de caza y con escopetas al hombro nos miraban.
Frente a la puerta principal de la casa se hallaba aparcado cual cuervo negro, un amplio coche fúnebre, de cuyos costados pendían coronas fúnebres. Una docena de vehículos formaban guardia ante el centenario caserón.”

- No sé si debo decirte que no-pasa nada extraño... La cuestión es que nuestro viaje obedece las ordenes de un funeral... Nuestra Abuela...



“Mi dispersa mente en la mar de los sueños recuperó su morfología habitual de golpe y porrazo, gracias a un brusco frenazo efectuado sobre gravilla que hizo impactar mi cabeza contra la ventanilla.
Una vaca cruzaba delante del coche con su peculiar paso cansino guiada por un paisano.
Maldije por lo bajo al vidrio, y al padre, y la madre y los hermanos del descubridor de sus propiedades en la antigüedad.”

“Pues si, aquella zona del pueblo la recordaba a la perfección. Era como una fotografía impresa a todo color en mi banco de datos orgánico.
Una desviación a la derecha, un recorrido de unos cien metros, un nuevo giro a la izquierda y un recorrido más breve, de unos cincuenta metros... y ¡Bingo!
Por fin la conclusión de nuestro periplo. O por lo menos aquello creía inocentemente yo.
Dejó de llover y un solitario rayo de luz acarició el salpicadero del Mercedes deslumbrándonos levemente”

- Ahora a la derecha...

“El Mercedes giró a la derecha y comenzó ha rodar derrapando ligeramente por el camino de gravilla, dejamos atrás un viejo y abandonado hórreo de piedra, y de repente, tras unos árboles centenarios, apareció la maciza casa de piedra de sillería de “la familia.”

- ¿Qué pasa aquí? -Se sorprendió Ricardo-

“Medía docena de hombres vestidos de caza y con escopetas al hombro nos miraban.
Frente a la puerta principal de la casa se hallaba aparcado cual cuervo negro, un amplio coche fúnebre, de cuyos costados pendían coronas fúnebres. Una docena de vehículos formaban guardia ante el centenario caserón.”


- No sé si debo decirte que no-pasa nada extraño... La cuestión es que nuestro viaje obedece las ordenes de un funeral... Nuestra Abuela...





Arte inconformista.