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lunes, noviembre 19, 2012

91ª entrega

El lobGallego.


- La abuela Carmen siempre me dio la impresión de ser muy acertada en sus juicios, y si ella decía convencida que compartíamos algo en común el tatarabuelo y yo, es que es así. -intenté sentenciar-

 “Enrique se levantó pausadamente en dirección a la leña, escogió unos maderos y los colocó en la lumbre con estudiada intención.”

 - ¿Quieres un café? -Tío Manuel señaló la cafetera que descansaba en la mesa, emanando un aroma delicioso-

 - De acuerdo... ¿Te apetece uno Tía? -Extendí a Celia el ofrecimiento-

 - ¿Otro? ....Bueno.

 “Antes de que pudiera mover un solo pie, Carmen se levantó, y añadió café negro a dos blancas tazas.”

 - ¿Solo? ¿Cortado? ¿Con leche? ¿Una cucharilla de azúcar? ¿O dos cucharadas? -Carmen cumplía con el obligado ritual que gira en torno al café-

 - Solo y con dos de azúcar por favor. -respondí-

 - Con leche hermana, y solo uno de azúcar, como antes.

 “Nos sentamos al calor del hogar que me obligó ha quitarme la cazadora de cuero. La dejé reposando en el suelo con cariño. Revolvíamos el azúcar del fondo de nuestras tazas cuando la puerta se abrió exhalando una bocanada de aire frío.” 

 - Buenas tardes. -coro de saludos-

 - ¿Estaba la farmacia abierta? –-Preguntó Carmen- 

 “Mariano y mi hermana tenían el frío reflejado en el rostro, el termómetro estaba bajando perceptiblemente como precio obligado ha pagar por un tiempo mas seco.”

 - Si, hemos tenido suerte. 

 - Tienes mejor aspecto, parece que el aire fresco le a sentado bien a tu organismo. -Se interesó Felipe por el estado de salud de mi hermana-




- La abuela Carmen siempre me dio la impresión de ser muy acertada en sus juicios, y si ella decía convencida que compartíamos algo en común el tatarabuelo y yo, es que es así. -intenté sentenciar- “Enrique se levantó pausadamente en dirección a la leña, escogió unos maderos y los colocó en la lumbre con estudiada intención.” - ¿Quieres un café? –-Tío Manuel señaló la cafetera que descansaba en la mesa, emanando un aroma delicioso- - De acuerdo... ¿Te apetece uno Tía? -Extendí a Celia el ofrecimiento- - ¿Otro? ....Bueno. “Antes de que pudiera mover un solo pie, Carmen se levantó, y añadió café negro a dos blancas tazas.” - ¿Solo? ¿Cortado? ¿Con leche? ¿Una cucharilla de azúcar? ¿O dos cucharadas? -Carmen cumplía con el obligado ritual que gira en torno al café- - Solo y con dos de azúcar por favor. -respondí- - Con leche hermana, y solo uno de azúcar, como antes. “Nos sentamos al calor del hogar que me obligó ha quitarme la cazadora de cuero. La dejé reposando en el suelo con cariño. Revolvíamos el azúcar del fondo de nuestras tazas cuando la puerta se abrió exhalando una bocanada de aire frío.” - Buenas tardes. -coro de saludos- - ¿Estaba la farmacia abierta? –-Preguntó Carmen- “Mariano y mi hermana tenían el frío reflejado en el rostro, el termómetro estaba bajando perceptiblemente como precio obligado ha pagar por un tiempo mas seco.” - Si, hemos tenido suerte. - Tienes mejor aspecto, parece que el aire fresco le a sentado bien a tu organismo. -Se interesó Felipe por el estado de salud de mi hermana-


Arte inconformista.