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martes, diciembre 04, 2012

92ª entrega

El lobGallego.


- Si, la medicación también ha hecho lo suyo.

 “Mi hermana Isabel se mostraba tímidamente vacilona dadas las circunstancias, se dirigió hacía la cafetera decidida a entrar en calor con un buen trago de aquel café.” 

 - El viento de Galicia tiene la virtud de recuperar espíritus y fortalecer cuerpos. -Carmen tenía también cierto aire de meiga- 

 “Soplé el café de la taza para bajarle un poco la temperatura, comprobé que no escaldara lenguas y le di un trago que dio buena cuenta de él, recogí mi cazadora de la mullida alfombra y me incorporé.” 

 - Siéntate aquí, yo voy a subir a ver que tal se encuentra nuestra madre. –le ofrecí a mi hermana el cómodo sillón del que había disfrutado brevemente- 

 “Ella aceptó, y removiendo el azúcar de su taza, se sentó en él. A mi modo de ver las cosas, Mariano podía y debía seguir de pie, no quedaba un sitio libre frente a la chimenea.”

 - Devuélvele las llaves del coche a tu padre, y dale las gracias. -Mariano me las tendió-

 “Deposité la taza en la bandeja del juego de café, alargué la mano para recoger el maná que representaba para mí aquellas llaves y Mariano se las guardó en el bolsillo.” 

 - Tío Felipe, ¿Me puedes decir en que habitación están mis padres? -pregunté- 

 “Lo de Mariano tenía que finalizar, algo me decía que era una de las pocas personas neutrales en aquella casa.”

 - Tienen el equipaje en el dormitorio que está al lado de la sala de estar del segundo piso. - Gracias por la información y por el café.

 “Comenzó ha sonar el viejo teléfono que reposaba en la pequeña mesita de estilo rústico situada a la derecha de la chimenea. Felipe se levantó y descolgando el aparato inició una conversación en Gallego cerrado que se escapo a mi entendimiento.”




- Si, la medicación también ha hecho lo suyo. “Mi hermana Isabel se mostraba tímidamente vacilona dadas las circunstancias, se dirigió hacía la cafetera decidida a entrar en calor con un buen trago de aquel café.” - El viento de Galicia tiene la virtud de recuperar espíritus y fortalecer cuerpos. -Carmen tenía también cierto aire de meiga- “Soplé el café de la taza para bajarle un poco la temperatura, comprobé que no escaldara lenguas y le di un trago que dio buena cuenta de él, recogí mi cazadora de la mullida alfombra y me incorporé.” - Siéntate aquí, yo voy a subir a ver que tal se encuentra nuestra madre. –-le ofrecí a mi hermana el cómodo sillón del que había disfrutado brevemente- “Ella aceptó, y removiendo el azúcar de su taza, se sentó en él. A mi modo de ver las cosas, Mariano podía y debía seguir de pie, no quedaba un sitio libre frente a la chimenea.” - Devuélvele las llaves del coche a tu padre, y dale las gracias. -Mariano me las tendió- “Deposité la taza en la bandeja del juego de café, alargué la mano para recoger el maná que representaba para mí aquellas llaves y Mariano se las guardó en el bolsillo.” - Tío Felipe, ¿Me puedes decir en que habitación están mis padres? -pregunté- “Lo de Mariano tenía que finalizar, algo me decía que era una de las pocas personas neutrales en aquella casa.” - Tienen el equipaje en el dormitorio que está al lado de la sala de estar del segundo piso. - Gracias por la información y por el café. “Comenzó ha sonar el viejo teléfono que reposaba en la pequeña mesita de estilo rústico situada a la derecha de la chimenea. Felipe se levantó y descolgando el aparato inició una conversación en Gallego cerrado que se escapo a mi entendimiento.”


Arte inconformista.

lunes, noviembre 19, 2012

91ª entrega

El lobGallego.


- La abuela Carmen siempre me dio la impresión de ser muy acertada en sus juicios, y si ella decía convencida que compartíamos algo en común el tatarabuelo y yo, es que es así. -intenté sentenciar-

 “Enrique se levantó pausadamente en dirección a la leña, escogió unos maderos y los colocó en la lumbre con estudiada intención.”

 - ¿Quieres un café? -Tío Manuel señaló la cafetera que descansaba en la mesa, emanando un aroma delicioso-

 - De acuerdo... ¿Te apetece uno Tía? -Extendí a Celia el ofrecimiento-

 - ¿Otro? ....Bueno.

 “Antes de que pudiera mover un solo pie, Carmen se levantó, y añadió café negro a dos blancas tazas.”

 - ¿Solo? ¿Cortado? ¿Con leche? ¿Una cucharilla de azúcar? ¿O dos cucharadas? -Carmen cumplía con el obligado ritual que gira en torno al café-

 - Solo y con dos de azúcar por favor. -respondí-

 - Con leche hermana, y solo uno de azúcar, como antes.

 “Nos sentamos al calor del hogar que me obligó ha quitarme la cazadora de cuero. La dejé reposando en el suelo con cariño. Revolvíamos el azúcar del fondo de nuestras tazas cuando la puerta se abrió exhalando una bocanada de aire frío.” 

 - Buenas tardes. -coro de saludos-

 - ¿Estaba la farmacia abierta? –-Preguntó Carmen- 

 “Mariano y mi hermana tenían el frío reflejado en el rostro, el termómetro estaba bajando perceptiblemente como precio obligado ha pagar por un tiempo mas seco.”

 - Si, hemos tenido suerte. 

 - Tienes mejor aspecto, parece que el aire fresco le a sentado bien a tu organismo. -Se interesó Felipe por el estado de salud de mi hermana-




- La abuela Carmen siempre me dio la impresión de ser muy acertada en sus juicios, y si ella decía convencida que compartíamos algo en común el tatarabuelo y yo, es que es así. -intenté sentenciar- “Enrique se levantó pausadamente en dirección a la leña, escogió unos maderos y los colocó en la lumbre con estudiada intención.” - ¿Quieres un café? –-Tío Manuel señaló la cafetera que descansaba en la mesa, emanando un aroma delicioso- - De acuerdo... ¿Te apetece uno Tía? -Extendí a Celia el ofrecimiento- - ¿Otro? ....Bueno. “Antes de que pudiera mover un solo pie, Carmen se levantó, y añadió café negro a dos blancas tazas.” - ¿Solo? ¿Cortado? ¿Con leche? ¿Una cucharilla de azúcar? ¿O dos cucharadas? -Carmen cumplía con el obligado ritual que gira en torno al café- - Solo y con dos de azúcar por favor. -respondí- - Con leche hermana, y solo uno de azúcar, como antes. “Nos sentamos al calor del hogar que me obligó ha quitarme la cazadora de cuero. La dejé reposando en el suelo con cariño. Revolvíamos el azúcar del fondo de nuestras tazas cuando la puerta se abrió exhalando una bocanada de aire frío.” - Buenas tardes. -coro de saludos- - ¿Estaba la farmacia abierta? –-Preguntó Carmen- “Mariano y mi hermana tenían el frío reflejado en el rostro, el termómetro estaba bajando perceptiblemente como precio obligado ha pagar por un tiempo mas seco.” - Si, hemos tenido suerte. - Tienes mejor aspecto, parece que el aire fresco le a sentado bien a tu organismo. -Se interesó Felipe por el estado de salud de mi hermana-


Arte inconformista.

domingo, octubre 14, 2012

90ª entrega.

El lobGallego.


- Supongo que bien. -Acerté ha contestar- 
 “Me dirigí hacía ellos completamente decidido ha comportarme como un sobrino modélico a pesar de las pintas que lucía. Les planté dos sonoros besos a cada uno en la cara, me aparté y busqué la mirada de mi madrina. María me observó con detenimiento.”
 - ¿Sigues pintando? –la pregunta me sorprendió- 
 “En casa de la madre de Carlos colgaban tres cuadros que mi primo tuvo a bien llevarse cuatro años antes, dos paisajes de la geografía vasca y uno bastante tenebroso que representaba a especies animales extintas peleando sobre las ruinas de la humanidad, otro paisaje se hallaba colgado en el comedor del caserón de la abuela.” 
"Caída al vacío"
 - Estamos preparando una exposición conjunta en el “gaztetxe” de Renteria, y pinto con cierta asiduidad. 
 - Si fuera a una academia y se centrara en los paisajes y el retrato -intervino Celia- lograría desarrollar su imaginación al margen de la política y la religión.
Todos teníamos los ojos enrojecidos, ninguna paleta podía simular el dolor provocado por la ausencia de un ser entrañable.” 
 - Tía, las academias y las facultades de arte, además de enseñar técnicas útiles para el pintor, trasmiten un virus que puede condicionar la posterior evolución del artista. Yo quiero ser autodidacta. -No era ni el momento, ni el lugar, para platicar sobre temas tan subjetivos como el arte- 
 - La abuela decía que uno de tus cuadros le recordaba, salvando las distancias temporales, a su abuelo Lucas.
 “Mi tío Felipe giró la cabeza en dirección a la chimenea después de su comentario. En la casa se conservaban cuatro cuadros de mi tatarabuelo Lucas. Tres de ellos eran obras costumbristas con una técnica fluida y unos temas folclóricos, pero el cuarto representaba un naufragio en la costa de la muerte, que además de sorprender por su luz, lo hacía por el horror que se leía en los rostros de los desafortunados marineros que perecían ante los ojos del espectador, se olía el salitre, y el bramido del mar enfurecido se dibujaba con trazos enérgicos.”


- Supongo que bien. -Acerté ha contestar- “Me dirigí hacía ellos completamente decidido ha comportarme como un sobrino modelico a pesar de las pintas que lucía. Les planté dos sonoros besos a cada uno en la cara, me aparté y busqué la mirada de mi madrina. María me observó con detenimiento.” - ¿Sigues pintando? –-la pregunta me sorprendió- “En casa de la madre de Carlos colgaban tres cuadros que mi primo tuvo a bien llevarse cuatro años antes, dos paisajes de la geografía vasca y uno bastante tenebroso que representaba a especies animales extintas peleando sobre las ruinas de la humanidad, otro paisaje se hallaba colgado en el comedor del caserón de la abuela.” - Estamos preparando una exposición conjunta en el “gaztetxe” de Renteria, y pinto con cierta asiduidad. - Si fuera a una academia y se centrara en los paisajes y el retrato -intervino Celia- lograría desarrollar su imaginación al margen de la política y la religión. “Todos teníamos los ojos enrojecidos, ninguna paleta podía simular el dolor provocado por la ausencia de un ser entrañable.” - Tía, las academias y las facultades de arte, además de enseñar técnicas útiles para el pintor, trasmiten un virus que puede condicionar la posterior evolución del artista. Yo quiero ser autodidacta. –-No era ni el momento, ni el lugar, para platicar sobre temas tan subjetivos como el arte- - La abuela decía que uno de tus cuadros le recordaba, salvando las distancias temporales, a su abuelo Lucas. “Mi tío Felipe giró la cabeza en dirección a la chimenea después de su comentario. En la casa se conservaban cuatro cuadros de mi tatarabuelo Lucas. Tres de ellos eran obras costumbristas con una técnica fluida y unos temas folclóricos, pero el cuarto representaba un naufragio en la costa de la muerte, que además de sorprender por su luz, lo hacía por el horror que se leía en los rostros de los desafortunados marineros que perecían ante los ojos del espectador, se olía el salitre, y el bramido del mar enfurecido se dibujaba con trazos enérgicos.”


Arte inconformista.

sábado, octubre 13, 2012

Twitter, Facebook, etc.


Twitter, Facebook, etc.


Twitter y el yo te sigo tú me sigues… Famosos diciendo chorradas… Yo tengo una cuenta en Twitter… Políticos diciendo lo mismo de siempre, ensayando con la mentira, y practicando con el embuste. No tengo nada que decir pero te lo cuento… Redes y más redes que pescan tráfico web para sus lonjas publicitarias.




Twitter y el yo te sigo tú me sigues… Famosos diciendo chorradas… Yo tengo una cuenta en Twitter… Políticos diciendo lo mismo de siempre, ensayando con la mentira, y practicando con el embuste. No tengo nada que decir pero te lo cuento… Redes y más redes que pescan tráfico web para sus lonjas publicitarias.


Arte inconformista.

viernes, octubre 12, 2012

Facebook,  Tuenti, etc.



"Captura Facebook"



Las redes sociales acercan virtualmente a los que se alejan en la vida real a pesar de vivir a solo pocos kilómetros.
 Un nuevo verbo surgió hace tiempo en la red: “Fisgunear”. Dícese del que visita perfiles y no aporta nada en su “muro”. 
 Otro término a analizar, ¿Muro? Que desagradable y que malas connotaciones de recorte de libertades y de confinamiento físico. 
Lo dicho: No caigas en la red de las redes sociales, no generes tráfico web y consúmeles recursos.
 No dejes que los demás decidan que lees, por donde navegas, que compras y que es interesante.




Las redes sociales acercan virtualmente a los que se alejan en la vida real a pesar de vivir a solo pocos kilómetros. Un nuevo verbo surgió hace tiempo en la red: “Fisgunear”. Dícese del que visita perfiles y no aporta nada en su “muro”. Otro término a analizar, ¿Muro? Que desagradable y que malas connotaciones de recorte de libertades y de confinamiento físico. Lo dicho: No caigas en la red de las redes sociales, no generes tráfico web y consúmeles recursos. No dejes que los demás decidan que lees, por donde navegas, que compras y que es interesante.


Arte inconformista.

89ª entrega

El lobGallego.


Fumé despacio, saboreando cada calada y cada recuerdo. Una gota cayó rozándome la mejilla y trayéndome de vuelta a la realidad que me obligaba ha planificar una estrategia concreta. Debía convertirme en el lejano primo de San Sebastián que se muestra de repente afable con la familia, saludando a los tíos y primos, dando el pésame a todo dios, al tiempo que averiguaba cual era la habitación de mis padres. 
El cielo se mostraba mucho más limpio de nubes, estas se veían más altas y el viento parecía haber rolado al norte, la sensación térmica parecía bajar ostensiblemente. Apagué el porro y recogiendo la bolsa de plástico, me dirigí por el lateral a la entrada principal del caserón. Un nuevo coche adornaba el frente de la casa, su matricula era de San Sebastián, el color y el modelo eran sobradamente conocidos por mí. Tía Celia acababa de llegar. Pasé al interior buscando con la mirada a Celia, no la vi. Entré en la cocina que seguía desierta y saqueada, algo atrajo mi atención poderosamente, el pozo. Su brocal de piedra levantaba del suelo metro y medio, su cigüeño de bronce se mecía en un travesaño de roble labrado, la tapa de la misma madera sellaba su boca. 
Avancé hasta él, y levante una de las tapas, la oscuridad me saludo al tiempo que una sensación de húmedo frío me besó la cara. Calculé su diámetro en unos cien centímetros. Bajé la tapa decidido ha dejar los recuerdos infantiles aparcados por unos días. 
Salí de la cocina jurando volver con una linterna y probé suerte en la habitación del velatorio donde me comunicaron que tía ya había presentado sus respetos, como último recurso entré en el comedor.
 - Hola sobrino.
 “Mi madrina Celia me abrazó con intensidad, le correspondí dado el cariño que siempre le he profesado.”
 - Viviendo a 12 kilómetros los unos de los otros, ya es delito que nos veamos después de más de un mes en estas circunstancias. -Me amonestó Celia-
 “Deshicimos el abrazo sin que yo encontrara una respuesta lógica al desarraigo que experimentaba en aquella época.” 
 - ¿Cómo estas? -Me pregunto Felipe- “Mis tíos, Felipe, María, Enrique, Manuel y Carmen se hallaban sentados al calor de la chimenea del comedor, la pregunta pareció salir de boca de todos.”




Fumé despacio, saboreando cada calada y cada recuerdo. Una gota cayó rozándome la mejilla y trayéndome de vuelta a la realidad que me obligaba ha planificar una estrategia concreta. Debía convertirme en el lejano primo de San Sebastián que se muestra de repente afable con la familia, saludando a los tíos y primos, dando el pésame a todo dios, al tiempo que averiguaba cual era la habitación de mis padres. El cielo se mostraba mucho más limpio de nubes, estas se veían más altas y el viento parecía haber rolado al norte, la sensación térmica parecía bajar ostensiblemente. Apagué el porro y recogiendo la bolsa de plástico, me dirigí por el lateral a la entrada principal del caserón. Un nuevo coche adornaba el frente de la casa, su matricula era de San Sebastián, el color y el modelo eran sobradamente conocidos por mí. Tía Celia acababa de llegar. Pasé al interior buscando con la mirada a Celia, no la vi. Entré en la cocina que seguía desierta y saqueada, algo atrajo mi atención poderosamente, el pozo. Su brocal de piedra levantaba del suelo metro y medio, su cigüeño de bronce se mecía en un travesaño de roble labrado, la tapa de la misma madera sellaba su boca. Avancé hasta él, y levante una de las tapas, la oscuridad me saludo al tiempo que una sensación de húmedo frío me besó la cara. Calculé su diámetro en unos cien centímetros. Bajé la tapa decidido ha dejar los recuerdos infantiles aparcados por unos días. Salí de la cocina jurando volver con una linterna y probé suerte en la habitación del velatorio donde me comunicaron que tía ya había presentado sus respetos, como último recurso entré en el comedor. - Hola sobrino. “Mi madrina Celia me abrazó con intensidad, le correspondí dado el cariño que siempre le he profesado.” - Viviendo a 12 kilómetros los unos de los otros, ya es delito que nos veamos después de más de un mes en estas circunstancias. -Me amonestó Celia- “Deshicimos el abrazo sin que yo encontrara una respuesta lógica al desarraigo que experimentaba en aquella época.” - ¿Cómo estas? -Me pregunto Felipe- “Mis tíos, Felipe, María, Enrique, Manuel y Carmen se hallaban sentados al calor de la chimenea del comedor, la pregunta pareció salir de boca de todos.”


Arte inconformista.

sábado, octubre 06, 2012

"Músicos"


"sicos  IV"



Gracias por la visita...





De la desenfocada serie “Músicos” compuesta por cinco obras de reducidas dimensiones que buscan mostrar la música al desnudo.




De la desenfocada serie “Músicos” compuesta por cinco obras de reducidas dimensiones que buscan mostrar la música al desnudo.


Arte inconformista.


jueves, octubre 04, 2012

88ª entrega

El lobGallego.


- Nos vemos una hora antes del entierro, atrás en el jardín. Dice mi madre que han anunciado una mejoría en el tiempo. Si no es así, quedamos en tu habitación.

 - De acuerdo. 

 - Recuerda que donde más familia y allegados hay, es en el comedor, precisamente allí me dirijo, con un poco de suerte encuentro transporte -Me informó paternalmente- 

- Agur. No te preocupes. -Se marchó- 

 “Abrí el puño, dentro palpitaba caliente el reloj de Carlos. Eran las cinco y diez. Tenía tiempo para buscar un poco de soledad y poner algo de orden en mi cabeza. Me dirigí a la entrada principal, no llovía. Di la vuelta a la casa y me interne en el desnudo jardín. Detrás de un manzano encontré un banco de piedra humedecido. Saqué la bolsa de plástico con la que envolvía el hachis y el tabaco, la vacié, a continuación desgarré la bolsa para sentarme encima de ella y no mojarme. 
Miré a mí alrededor, y al comprobar que no había nadie a la vista, inicié la elaboración de un porro. Se imponía una charla con mi madre, la información que yo manejaba sobre “Las blancas” era muy limitada, aunque también sospechaba que al ser sus actividades menos escabrosas, la información fuera más asequible. De las desnudas ramas del manzano caía alguna que otra gota de agua, precipitándose a un suelo totalmente embebido. 
 Los recuerdos salieron a mi encuentro, haciéndome retroceder en el calendario hasta los 11 años. La tapia que rodeaba el jardín-huerto había sido el escenario de nuestros juegos y chanzas infantiles, creí ver a mi hermana, a mis primos y a mí mismo subiendo por la parte baja del muro, riendo y llegando a lo más alto, cerca de las ramas de los árboles. Conservo una cicatriz en la rodilla derecha fruto de una caída originada en el calor de un duelo de espadas en lo alto del muro. Nos subíamos a los árboles que nuestra imaginación convertía en palos de mesana o de trinquete de un fantástico galeón que surcaba veloz nuestra infancia. La abuela no hacía más que preocuparse por nuestras caídas y golpes, llegando su desesperación al máximo cuando vio una liana colgando de una de las gruesas ramas del árbol más alto del jardín. Regalo de nuestro tío Felipe. El juego del abordaje, desde la tapia a la liana fue el más intenso de aquel verano."




Los recuerdos salieron a mi encuentro, haciéndome retroceder en el calendario hasta los 11 años. La tapia que rodeaba el jardín-huerto había sido el escenario de nuestros juegos y chanzas infantiles, creí ver a mi hermana, a mis primos y a mí mismo subiendo por la parte baja del muro, riendo y llegando a lo más alto, cerca de las ramas de los árboles. Conservo una cicatriz en la rodilla derecha fruto de una caída originada en el calor de un duelo de espadas en lo alto del muro. Nos subíamos a los árboles que nuestra imaginación convertía en palos de mesana o de trinquete de un fantástico galeón que surcaba veloz nuestra infancia. La abuela no hacía más que preocuparse por nuestras caídas y golpes, llegando su desesperación al máximo cuando vio una liana colgando de una de las gruesas ramas del árbol más alto del jardín. Regalo de nuestro tío Felipe. El juego del abordaje, desde la tapia a la liana fue el más intenso de aquel veran


Arte inconformista.

viernes, septiembre 28, 2012

87ª entrega


El lobGallego.


- ¿No comes o qué? -Calos me sobresaltó con su pregunta- 

 - Estaba recordando mi niñez.

 - Eso no alimenta el cuerpo.

 "Carlos alzó un trozo de empanada"

- Esto sí.
 - Tienes razón en parte, los recuerdos no nutren el cuerpo, pero si azuzan la mente.

 “Acerqué el cazo lleno de caldo al fuego, debía centrarme en el siguiente paso, no perderme en el pasado. Pasamos aquellos dilatados minutos engullendo lo que podíamos, temerosos de que se abriera la puerta, y tuviéramos que comenzar con saludos y jaculatorias.” 

 - Luego le diré a mi cuñado que me acerque al pueblo. ¿Tú que vas ha hacer? 

 - Quiero pasar por casa, tengo correspondencia de Londres pendiente de ver. 

 - Si quieres te acercamos cuando vuelva Mariano del pueblo. -le ofrecí- 

 “Carlos se limpió la boca con un paño, que sabe Dios quien, había utilizado para vete tú ha saber qué.” 

 - No gracias, ya me buscare la vida, solo son cuatro kilómetros. 

 - ¿Qué hora es? -Necesité situarme en el tiempo-

 “Carlos soltó el reloj de su muñeca, miró la hora y lo tendió en mi dirección. Lo acepté.” 

 - Ya cogeré uno en casa

. “Se dirigió a la puerta con pinta de olvidarse de algo.”




- ¿No comes o qué? -Calos me sobresaltó con su pregunta- - Estaba recordando mi niñez. - Eso no alimenta el cuerpo. -Carlos alzó un trozo de empanada- Esto sí. - Tienes razón en parte, los recuerdos no nutren el cuerpo, pero si azuzan la mente. “Acerqué el cazo lleno de caldo al fuego, debía centrarme en el siguiente paso, no perderme en el pasado. Pasamos aquellos dilatados minutos engullendo lo que podíamos, temerosos de que se abriera la puerta, y tuviéramos que comenzar con saludos y jaculatorias.”


Arte inconformista.

lunes, septiembre 24, 2012

Fotos Lezo




Arte inconformista.

"El fisgón"


La perversa curiosidad humana.
El fisgón que hurga en la intimidad ajena.
El curioso enfermizo.
El que no enseña nada y lo quiere ver todo.
Ventana hacía el interior.




El fisgón que hurga en la intimidad ajena. El curioso enfermizo. El que no enseña nada y lo quiere ver todo. Ventana hacía el interior.












Arte inconformista.

86ª entrega.


El lobGallego.


“Mis intestinos rugieron como un viejo y solitario hambriento.”

 - Confiemos en que aparte de agua, encontremos algo sólido que llevarnos a la boca..
 - Antes mientras sorteaba la avalancha de preguntas, creí ver caldo y algo de jamón.

 “Carlos entró en la cocina abriendo una de sus dos puertas, me pegué a él como una sombra. Nos llevamos una agradable sorpresa, todos los vecinos, amigos, y conocidos de la familia, se habían hartado de comer y de beber, abandonando después las sobras en la mesa. Hallándose ésta cubierta de vasos, platos y fuentes. Daba la impresión de que un nutrido grupo de náufragos hubieran expoliado la cocina en un arrebato de glotonería incontrolable. Se suponía que aquello era un velatorio, cuando los restos esparcidos, y el lamentable aspecto que ofrecía la cocina en general, parecía indicar la posibilidad de que allí hubiera tenido lugar una frenética juerga.”

 - ¡Que suerte! -se sorprendió Carlos- hay más de lo que recordaba, mira que pinta tiene esa empanada. - Toda tuya, prefiero empacharme de caldo y rematarlo con exquisitas filloas.

 “Aquella cocina siempre me había intrigado. Desde mi más remota infancia siempre fue el lugar preferido para mis juegos y andanzas. Su amplitud, sus dos niveles, su antigüedad, y sobre todo su pozo, habían creado en mí la mayor sensación de aventura y misterio que pudiera desear un niño. Miraba las viejas sillas de madera trabajadas por las expertas manos del ebanista, y creía e imaginaba ver sentados en ellas a mi bisabuelo y a los hermanos de su esposa, separando las mejores mazorcas de maíz o decidiendo cual era el mejor momento para hacerse a la mar. Observaba de crío, la robusta mesa de roble donde antaño se preparaba la masa del pan y literalmente puedo afirmar que mi imaginación era capaz de recrear escenas familiares que bien pudieron ocurrir más de un siglo atrás, siendo capaz de respirar el aroma de pan recién horneado. Oía el eco de conversaciones centenarias mantenidas en gallego por la bisabuela y sus hijas... De sus paredes colgaban ollas, cubiertos, y cacerolas, de al menos un siglo y medio de antigüedad. Acariciando con mis infantiles manos la pulida superficie metálica de aquellos utensilios, sentía como se creaba un nexo de unión mística con mis antepasados. Se puede decir que siempre me fascinó el paso del tiempo, y el tinte nostálgico con el que envuelve a los objetos. Gustaba de recuperar la historia no escrita de las cosas cotidianas, imaginando hasta el último detalle. La boca del pozo me seducía con sus leyendas silenciosas, en su interior ocultaba mi imaginación tesoros y secretos, a los que se unía el miedo hacía lo desconocido.”




Miraba las viejas sillas de madera trabajadas por las expertas manos del ebanista, y creía e imaginaba ver sentados en ellas a mi bisabuelo y a los hermanos de su esposa, separando las mejores mazorcas de maíz o decidiendo cual era el mejor momento para hacerse a la mar. Observaba de crío, la robusta mesa de roble donde antaño se preparaba la masa del pan y literalmente puedo afirmar que mi imaginación era capaz de recrear escenas familiares que bien pudieron ocurrir más de un siglo atrás, siendo capaz de respirar el aroma de pan recién horneado. Oía el eco de conversaciones centenarias mantenidas en gallego por la bisabuela y sus hijas... De sus paredes colgaban ollas, cubiertos, y cacerolas, de al menos un siglo y medio de antigüedad. Acariciando con mis infantiles manos la pulida superficie metálica de aquellos utensilios, sentía como se creaba un nexo de unión mística con mis antepasados. Se puede decir que siempre me fascinó el paso del tiempo, y el tinte nostálgico con el que envuelve a los objetos. Gustaba de recuperar la historia no escrita de las cosas cotidianas, imaginando hasta el último detalle.


Arte inconformista.

domingo, septiembre 23, 2012

Paisaje onirico


Visión juvenil de la bahía de la Concha.
Ensoñaciones que modifican la realidad.
Colores "imposibles" en la naturaleza.




Visión juvenil de la bahía de la Concha. Ensoñaciones que modifican la realidad. Colore
s "imposibles" en la naturaleza











Arte inconformista.

85ª entrega El lobo Gallego


El lobGallego.


“Giré ciento ochenta grados y aceleré el paso hacía el umbral de la puerta. Entonces me percaté en las bisagras libres de ataduras, la puerta al igual que la cama y resto de mobiliario habían sido oportunamente retirados. Mis ojos humedecidos se cruzaron con la mirada de Carlos el salvador. Crucé el umbral sintiendo como las miradas se clavaban en mi espalda y costado con la misma intensidad que una saeta disparada con ballesta de combate.”

 -...Ahora y en la hora de nuestra muerte, amen...

 “Torcí a la derecha para a los pocos segundos darme cuenta de lo equivocado de la dirección. Llegué a un punto de aturdimiento próximo al tope permitido. Volví ha cruzar frente al umbral de la puerta.” 

 -...Gloria al Padre, y al Hijo, y al espíritu Santo...

 “Al fondo del pasillo divisé por el rabillo del ojo a mis padres en animada conversación con Claudia y Amador. Mi madre sobrellevaba la muerte de la abuela con entereza, seguro que después de todo un viaje lleno de lagrimas que literalmente la vació por dentro. Vi como se despedían de mis tíos buscando las escaleras que Carlos y yo habíamos utilizado al bajar de la habitación. No supe si arriesgarme a entrar en la cocina ha comer algo. Lo normal sería encontrar a la abuela preparando algún plato para los invitados. Pero esta vez no iba ha ser.”

 -...Santa María, Madre de Dios...

 “Aquello me decidió definitivamente, Carlos salió como una exhalación y se unió a mi frenética huida a ninguna parte.”

 - Ahora comprendo en su justa medida tu afirmación de antes al llamarlas “viejas beatas de postal.”

 “La puerta de la cocina estaba cerrada, la gente que pudiera estar dentro era una incógnita.”

 - Eso no es nada, -me miró Carlos- ya veras como el panorama dentro de la cocina no es mucho más edificante. Antes, dada la situación de acoso que sufrí con preguntas sobre la trayectoria de mi vida en los dos últimos años, me excuse bebiendo a todo trapo un vaso de agua, yéndome sin probar bocado.




“Aquello me decidió definitivamente, Carlos salió como una exhalación y se unió a mi frenética huida a ninguna parte.” - Ahora comprendo en su justa medida tu afirmación de antes al llamarlas “viejas beatas de postal.” “La puerta de la cocina estaba cerrada, la gente que pudiera estar dentro era una incógnita.” - Eso no es nada, -me miró Carlos- ya veras como el panorama dentro de la cocina no es mucho más edificante. Antes, dada la situación de acoso que sufrí con preguntas sobre la trayectoria de mi vida en los dos últimos años, me excuse bebiendo a todo trapo un vaso de agua, yéndome sin probar bocado.


Arte inconformista.

sábado, septiembre 22, 2012

84ª entrega el Lobo Gallego


El lobGallego.

“La tapa del féretro abierta mientras la vacilante y juguetona luz de los cirios dibujaban sombras y brillos en el rostro y en las manos sin cubrir de mi finada abuela.” 
 -...líbranos del mal, amen. –-aleluya-
 “Inicié el tambaleante he indeciso avance hacía los restos de mi antepasada sintiendo la dura protesta que alzaban al cielo mis castigadas piernas. En algún punto de mi periferia un beato dio la vuelta al disco y pinchó los surcos de otro gran y centenario éxito musical de la puta iglesia Católica.”
 - Dios te salve María... -redoblados coros-
 “Me quedé estupefacto analizando el envoltorio usado en vida por mi apreciada abuela Carmen, luces y sombras correteaban por su rostro dando la impresión de recobrar el aliento vital en cualquier momento.”
 - ...llena eres de gracia... -comenzaban ha joderme-
 “Recuerdos, imágenes, emociones, sensaciones, sabores, incluso olores relacionados con mi existencia al lado de la abuela, comenzaron ha florecer en el abonado huerto de mi memoria, con una intensidad que me abrumó.”
 -...El señor es contigo...
 “Necesitaba desesperadamente respirar aire libre de volátiles flujos humanos, sentir el viento frío en la cara.” 
 -...Bendita tú eres entre todas las mujeres...
 “Pero por encima de cualquier otra consideración anhelaba verme libre del suplicio acústico que representaba para mí aquellas letanías Católicas.”
 -...Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús..
. “Mis ojos estaban húmedos, mis conjuntivas tenían los vasos capilares tan dilatados que o huía de allí, o corría el riesgo de que mi cabeza estallara, transformando mi cráneo en mortal metralla que segaría la vida de más de uno de los creyentes reunidos para la ocasión.” 
 -...Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores...




Mis ojos estaban húmedos, mis conjuntivas tenían los vasos capilares tan dilatados que o huía de allí, o corría el riesgo de que mi cabeza estallara, transformando mi cráneo en mortal metralla que segaría la vida de más de uno de los creyentes reunidos para la ocasión.


Arte inconformista.

viernes, agosto 17, 2012

83ª entrega.


El lobGallego.

- Hasta luego -me despedí aliviado- 
 “Sin darles lugar a réplica, cruzamos el umbral de la puerta abierta, y lo que allí vi, convirtió mi temperamental caudal sanguíneo en microscópicos cubitos de hielo. La distribución del dormitorio se asemejaba a la de mi peor pesadilla. Un padre nuestro comenzó a machacar mis tímpanos sin consideración.” 
 - Padre nuestro que estas en los cielos... -coro de viejas y decrépitas voces- 
 “El ataúd, al igual que el de mi mal sueño, reposaba sobre dos robustos caballetes negros.”
 - ... Santificado sea tu nombre... 
 “A diferencia de mi pesadilla, la habitación doliente se hallaba colmada de plañideras de oficio. La cama fue desmontada y a lo largo de dos paredes se colocaron sillas.” 
 - ...Venga a nosotros tu reino... –-coros-
 “Cuatro gruesos cirios rojos situados a la cabecera y a los pies del féretro, iluminaban la habitación con sus mortecinas y vacilantes llamas, lo justo, como para mantener la oscuridad exiliada en las paredes.” 
 -...Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo...
 “La vacilante luz de los cirios se reflejaba en los pétalos de las flores y sacaba llamas de aquellas fúnebres coronas.” 
 -...El pan nuestro de cada día... -corales-
 “El dormitorio olía a claveles, rosas y cirios... El ambiente estaba cargado con la respiración de al menos 16 personas, las persianas estaban cerradas.”
 -...Perdona nuestras deudas, así como nosotros... 
 “Dos coronas se apoyaban a los pies del ataúd, me negué ha leer los mensajes escritos en gruesas letras doradas. Me sentí observado con razón.” 
 -...y no nos dejes caer en la tentación, más...




- ...Venga a nosotros tu reino... –-coros- “Cuatro gruesos cirios rojos situados a la cabecera y a los pies del féretro, iluminaban la habitación con sus mortecinas y vacilantes llamas, lo justo, como para mantener la oscuridad exiliada en las paredes.” -...Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo... “La vacilante luz de los cirios se reflejaba en los pétalos de las flores y sacaba llamas de aquellas fúnebres coronas.” -...El pan nuestro de cada día... -corales- “El dormitorio olía a claveles, rosas y cirios... El ambiente estaba cargado con la respiración de al menos 16 personas, las persianas estaban cerradas.” -...Perdona nuestras deudas, así como nosotros... “Dos coronas se apoyaban a los pies del ataúd, me negué ha leer los mensajes escritos en gruesas letras doradas. Me sentí observado con razón.” -...y no nos dejes caer en la tentación, más...



Arte inconformista.

domingo, junio 03, 2012

82ª entrega


El lobGallego.


“Arremangándome la manga del jersey lo justo para dejar en evidencia el reloj de pulso, descubrí unas agujas inmovilizadas por la humedad.”
 - Oye Carlos ¿Qué hora es?
 “Carlos miró su palpitante reloj de cuerda no sometido a torturas subacuaticas.” - Son las cuatro y diez. -Carlos enmudeció-
 “Por el pasillo de la derecha aparecieron mis padres, acto seguido se abrió la puerta de la habitación donde se velaba a la abuela, saliendo por esta Claudia y Amador. Nos topamos todos, aquello fue un caos.”
 - ¿Dónde te habías metido? -Me interrogó mi madre- 
- ¿Qué ha pasado esta mañana en la estación? -continuó mi padre- 
- ¿Por qué no has saludado al tío Juan? -me sorprendió Claudia la Meiga- 
 “Me abrumó el ataque a tres bandas, no por lo inesperado, sino por la intensidad con la que arremetía la Meiga saliendo en ayuda del expedicionario Juan. Por supuesto creí no poder contar ni en sueños con el apoyo de Carlos en aquel desdichado trance, estaba solo y desamparado frente a la inquisición.”
 - En primer lugar, he intentado darme una ducha. En segundo lugar, que yo sepa, en la estación no ha ocurrido nada especial. Y en tercer lugar, no conozco a nadie en Galicia con el nombre de Juan que merezca mis respetos. 
 “Levanté mis defensas mentales ante el obligado contra-ataque al que estaban obligados mis progenitores dada mi falta de respeto hacia una persona mayor. Claudia abrió muchos los ojos, Amador frunció el cejo y mis padres me trasmitieron con la mirada lo siguiente: Luego hablaremos seriamente.” 
 - No entiendo por que no es merecedor de tu...
 - ¿Todavía no has visto a la abuela verdad? 
 “Para gran sorpresa mía, Carlos maniobró sacándome de aquel atolladero. Percibí una fuerte presión cuando me cogió del brazo, dejándome llevar hacia el velatorio.”




“Arremangándome la manga del jersey lo justo para dejar en evidencia el reloj de pulso, descubrí unas agujas inmovilizadas por la humedad.” - Oye Carlos ¿Qué hora es? “Carlos miró su palpitante reloj de cuerda no sometido a torturas subacuaticas.” - Son las cuatro y diez. -Carlos enmudeció- “Por el pasillo de la derecha aparecieron mis padres, acto seguido se abrió la puerta de la habitación donde se velaba a la abuela, saliendo por esta Claudia y Amador. Nos topamos todos, aquello fue un caos.” - ¿Dónde te habías metido? -Me interrogó mi madre- - ¿Qué ha pasado esta mañana en la estación? -continuó mi padre- - ¿Por qué no has saludado al tío Juan? -me sorprendió Claudia la Meiga- “Me abrumó el ataque a tres bandas, no por lo inesperado, sino por la intensidad con la que arremetía la Meiga saliendo en ayuda del expedicionario Juan. Por supuesto creí no poder contar ni en sueños con el apoyo de Carlos en aquel desdichado trance, estaba solo y desamparado frente a la inquisición.” - En primer lugar, he intentado darme una ducha. En segundo lugar, que yo sepa, en la estación no ha ocurrido nada especial. Y en tercer lugar, no conozco a nadie en Galicia con el nombre de Juan que merezca mis respetos. “Levanté mis defensas mentales ante el obligado contra-ataque al que estaban obligados mis progenitores dada mi falta de respeto hacia una persona mayor. Claudia abrió muchos los ojos, Amador frunció el cejo y mis padres me trasmitieron con la mirada lo siguiente: Luego hablaremos seriamente.” - No entiendo por que no es merecedor de tu... - ¿Todavía no has visto a la abuela verdad? “Para gran sorpresa mía, Carlos maniobró sacándome de aquel atolladero. Percibí una fuerte presión cuando me cogió del brazo, dejándome llevar hacia el velatorio.”



Arte inconformista.

sábado, mayo 26, 2012

81ª entrega.




El lobGallego.


- No me digas que el sagucho del Vaticano que oficiara la misa es el Padre de la parroquia de A. 
 - Por supuesto. -Carlos se quedó pensativo-
 “Comenzamos ha bajar las escaleras a un ritmo pausado, cada uno por nuestros propios motivos personales, nos hallábamos escasos de moral.”
 - De ahora en adelante, ya que compartes mi pequeño secreto, te agradecería que te refirieras a él con un mínimo de respeto... Es mi padre después de todo.
 - Perdona... Se me fue el Santo al cielo.
 “Nos miramos con cara de amigos que se despiden por un prolongadísimo periodo de tiempo, nos reímos un poco. Carlos sabía que su secreto estaba seguro conmigo.”
 - Vete a la Mierda. -Se desahogó Carlos- 
 - Y que tú me acompañes todo el trayecto para verlo.
 “Llegamos al final de las escaleras y miré hacía arriba, conté 18 escalones, demasiados para una persona mayor. Giramos a nuestra izquierda para enfilar el prolongado pasillo en dirección a la rustica cocina.”
 - Podíamos salir por la puerta lateral y nos ahorraríamos pasar por delante de la habitación de la abuela. 
 - De acuerdo, todo con tal de evitar un encontronazo en el pasillo. -asentí- 
 “Salimos por la puerta lateral y dejando los secos rosales a la derecha buscamos la entrada principal en silencio. Pasando entre los coches aparcados me fije en sus matriculas y eché en falta el de mi padre. El todo- terreno de los cazadores ya no estaba. Nos colamos dentro, enfilando nuestros pasos hacia la cocina.”
 - No hago más que pensar en comida, proteínas, vitaminas, calorías, fibra, hidratos de carbono, lo que sea.




- No me digas que el sagucho del Vaticano que oficiara la misa es el Padre de la parroquia de A. - Por supuesto. -Carlos se quedó pensativo- “Comenzamos ha bajar las escaleras a un ritmo pausado, cada uno por nuestros propios motivos personales, nos hallábamos escasos de moral.” - De ahora en adelante, ya que compartes mi pequeño secreto, te agradecería que te refirieras a él con un mínimo de respeto... Es mi padre después de todo. - Perdona... Se me fue el Santo al cielo. “Nos miramos con cara de amigos que se despiden por un prolongadísimo periodo de tiempo, nos reímos un poco. Carlos sabía que su secreto estaba seguro conmigo.” - Vete a la Mierda. -Se desahogó Carlos- - Y que tú me acompañes todo el trayecto para verlo. “Llegamos al final de las escaleras y miré hacía arriba, conté 18 escalones, demasiados para una persona mayor. Giramos a nuestra izquierda para enfilar el prolongado pasillo en dirección a la rustica cocina.” - Podíamos salir por la puerta lateral y nos ahorraríamos pasar por delante de la habitación de la abuela. - De acuerdo, todo con tal de evitar un encontronazo en el pasillo. -asentí- “Salimos por la puerta lateral y dejando los secos rosales a la derecha buscamos la entrada principal en silencio. Pasando entre los coches aparcados me fije en sus matriculas y eché en falta el de mi padre. El todo- terreno de los cazadores ya no estaba. Nos colamos dentro, enfilando nuestros pasos hacia la cocina.” - No hago más que pensar en comida, proteínas, vitaminas, calorías, fibra, hidratos de carbono, lo que sea.



Arte inconformista.

lunes, mayo 21, 2012

80ª entrega.


El lobGallego.


“Salimos de la habitación totalmente apesadumbrados con el panorama que nos ofrecía aquel 24 de Diciembre, vísperas de Navidad.” 
 - ¿A que hora es la inhumación? -Pregunté- 
 “Carlos se encogió de hombros a la vez que miraba al fondo del pasillo, su imagen fue asociada por mi cerebro con un barco fluvial que se aleja poco a poco corriente abajo, dándome la impresión de que había cortado amarras.”
 - Creo haber oído que es a las siete, pero no me hagas mucho caso. 
 “No podíamos quejarnos, teníamos por delante un apretado programa de actos que rivalizaban entre sí por su jovialidad. Comidas y cenas parcialmente familiares, misa de funeral, entierro, lectura de testamento y alguna sorpresa que seguro que caía fuera de guión. Antes de 24 horas, las piezas del tablero tenían que hacer muchos movimientos. Yo pensé en cambiar el nombre de las facciones familiares. Bloque norte sería las Negras, y bloque sur las Blancas. Por supuesto que el orden de los movimientos no eran condicionados por ningún tipo de reglas. No así la calidad de las piezas en movimiento, ya que tenía identificados al Rey y a la Reina Negras, pero no a sus homologas Blancas.
 - ¿Sabes quien es el Párroco que va ha oficiar los funerales por el eterno descanso del alma de la abuela Carmen? -Preguntó Carlos-
 “Mis extremidades inferiores se bloquearon al margen de mi opinión al respecto. Mi mandíbula inferior cayó atraída por la fuerza de la gravedad, y mi boca como lógico resultado de esta atracción fatal, quedo abierta del mismo modo que la de un lelo llegando incluso ha babear la puntera de las botas. Por un momento creí estar oyendo hablar a un puto seminarista. 
 - ¡Oye! -le dije a Carlos- puedes hacer el supremo esfuerzo de no dirigirte a mí con ese vocabulario lleno de tintes Católicos.
 - Venga ya...
 - Eterno descanso, alma, ¿Qué alma? Si la propia Biblia dice que el alma que este pecando positivamente morirá. Y todos pecamos sin remisión según ella. 
 - ¿Quién es ahora el beato? -Terció Carlos- 
 “Pensé en una pieza del juego que no encajaba ni con Blancas, ni con Negras. A decir verdad, el propio tablero amenazaba con poseer más de 64 casillas, las variables posibles producían vértigo.”




“Salimos de la habitación totalmente apesadumbrados con el panorama que nos ofrecía aquel 24 de Diciembre, vísperas de Navidad.” - ¿A que hora es la inhumación? -Pregunté- “Carlos se encogió de hombros a la vez que miraba al fondo del pasillo, su imagen fue asociada por mi cerebro con un barco fluvial que se aleja poco a poco corriente abajo, dándome la impresión de que había cortado amarras.” - Creo haber oído que es a las siete, pero no me hagas mucho caso. “Mis extremidades inferiores se bloquearon al margen de mi opinión al respecto. Mi mandíbula inferior cayó atraída por la fuerza de la gravedad, y mi boca como lógico resultado de esta atracción fatal, quedo abierta del mismo modo que la de un lelo llegando incluso ha babear la puntera de las botas. Por un momento creí estar oyendo hablar a un puto seminarista. - ¡Oye! -le dije a Carlos- puedes hacer el supremo esfuerzo de no dirigirte a mí con ese vocabulario lleno de tintes Católicos. - Venga ya... - Eterno descanso, alma, ¿Qué alma? Si la propia Biblia dice que el alma que este pecando positivamente morirá. Y todos pecamos sin remisión según ella. - ¿Quién es ahora el beato? -Terció Carlos- “Pensé en una pieza del juego que no encajaba ni con Blancas, ni con Negras. A decir verdad, el propio tablero amenazaba con poseer más de 64 casillas, las variables posibles producían vértigo.”



Arte inconformista.

domingo, mayo 20, 2012

79ª entrega.


El lobGallego


-¡Sabes una cosa!


 -Miré a Carlos mientras este se encendía un cigarro- al margen del hecho de que aquí no hay cenicero, todo lo que ocurra en esta casa me trae sin cuidado, decidido. 


 - ¿No quieres saber más?


 “Se dejó caer en un sofá que medraba en un rincón de la habitación, sacudió la ceniza de su cigarro al suelo y después la barrió con su bota derecha hasta hacerla desaparecer.” 


 - No, y mil veces no.


 - Yo también estoy arto de esta situación, y eso que se supone que se trata de un nuevo escenario. Estoy demasiado cansado como para preocuparme por nadie.


 “Miré de soslayo a mi primo y sentí cierta inquietud en su presencia, nuestra despreocupada y etílica relación nunca volvería a ser la de antaño.”


 - ¡Hombre! -Exclamé- Gracias por el afecto y lealtad que me profesas... 


 - No seas jilipollas... 


 - ...Es digno de encomio, -proseguí- no lo olvidare jamás. 


 “Me incorporé, personalmente corría el riesgo de quedarme dormido en cualquier momento.” 


 - Bueno, tendremos que bajar y apechugar con la situación cuanto antes. -Le reté- 


 - Otra sesión de beatería sería... 


 - Yo pensaba mas bien en la cocina.


 “Carlos se incorporó del sofá totalmente desganado, me dedicó un sonoro bostezo. Yo por mi parte rescaté la cazadora del suelo, poniéndomela. Abrí la cremallera del bolsillo, y comprobé que la bolsa de plástico donde guardaba el tabaco y el hachis estuvieran allí.” 


 - Me levanto por comer algo, es el único argumento que me persuade en este momento.




-¿Sabes una cosa? -Miré a Carlos mientras este se encendía un cigarro- al margen del hecho de que aquí no hay cenicero, todo lo que ocurra en esta casa me trae sin cuidado, decidido. - ¿No quieres saber más? “Se dejó caer en un sofá que medraba en un rincón de la habitación, sacudió la ceniza de su cigarro al suelo y después la barrió con su bota derecha hasta hacerla desaparecer.” - No, y mil veces no. - Yo también estoy arto de esta situación, y eso que se supone que se trata de un nuevo escenario. Estoy demasiado cansado como para preocuparme por nadie. “Miré de soslayo a mi primo y sentí cierta inquietud en su presencia, nuestra despreocupada y etílica relación nunca volvería a ser la de antaño.” - ¡Hombre! -Exclamé- Gracias por el afecto y lealtad que me profesas... - No seas jilipollas... - ...Es digno de encomio, -proseguí- no lo olvidare jamás. “Me incorporé, personalmente corría el riesgo de quedarme dormido en cualquier momento.” - Bueno, tendremos que bajar y apechugar con la situación cuanto antes. -Le reté- - Otra sesión de beatería sería... - Yo pensaba mas bien en la cocina. “Carlos se incorporó del sofá totalmente desganado, me dedicó un sonoro bostezo. Yo por mi parte rescaté la cazadora del suelo, poniéndomela. Abrí la cremallera del bolsillo, y comprobé que la bolsa de plástico donde guardaba el tabaco y el hachis estuvieran allí.” - Me levanto por comer algo, es el único argumento que me persuade en este momento.



Arte inconformista.