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lunes, marzo 18, 2013

96ª entrega

El lobGallego.


“Secándose las lagrimas con un pañuelo, señaló una de las sillas para que me sentara. Obedecí.”

 - No sé que te han contado, ni quién ha sido, pero sospecho que han exagerado un poco. Tío Antonio y la abuela nunca dejaron de hablarse ya que sus diferencias en el manejo de los negocios no enturbiaron hasta ese punto la relación. No olvides que siempre será su hijo y tiene todo el derecho a entrar en la casa como los demás. Sé que hay un testamento, pero desconozco el contenido. Conociendo a la abuela me consta que la casa será para todos por igual, sin posibilidad de venta en un último y desesperado intento de unir a sus hijos.

 “Mi madre jugueteaba ansiosa con el pañuelo, de la misma manera que los recuerdos traveseaban en su mente, como un ruido de fondo que enturbiaba su conversación.”

 - Quieres decir que la casa se convertirá en tierra de nadie en esta puja, una especie de embajada de la cordialidad.

 - Legalmente, -me informó mi madre- los negocios de la abuela fueron fraccionados entre los hermanos que velaron por sacarlos adelante. Los barcos de bajura, la explotación ganadera y la gestión de los pinares se los reservó para sí. 

 - ¿Qué pasa con el contrabando de tabaco? -pregunté sin dosificar mi tacto- 

 “Me miró atentamente, aquella fue la primera vez en mi vida que formulé una pregunta, cuya posible respuesta, saciara una curiosidad hasta aquel momento dulcemente adormecida.” 

 - Desconozco del todo el tema. Pero es posible que mi hermano Felipe este a cargo de ese asunto, y de todos los demás...

 - Utilizando los barcos de la abuela para tal menester, supongo. 

 -...Directa o indirectamente, la mayoría de la familia trabaja con él. En pescaderías, en restaurantes, en talleres. Económicamente funcionan a la manera de una sociedad cooperativa limitada, la familia son los socios, y gestionan sus recursos y estrategias comerciales en asambleas generales. Ten en cuenta que cuando menciono a la familia, incluyo a mis primos y su descendencia. En cuanto a la cuestión de los barcos, tengo entendido que ahora utilizan otro tipo de embarcaciones para hacer contrabando, manteniendo al margen el negocio pesquero.




“Secándose las lagrimas con un pañuelo, señaló una de las sillas para que me sentara. Obedecí.” - No sé que te han contado, ni quién ha sido, pero sospecho que han exagerado un poco. Tío Antonio y la abuela nunca dejaron de hablarse ya que sus diferencias en el manejo de los negocios no enturbiaron hasta ese punto la relación. No olvides que siempre será su hijo y tiene todo el derecho a entrar en la casa como los demás. Sé que hay un testamento, pero desconozco el contenido. Conociendo a la abuela me consta que la casa será para todos por igual, sin posibilidad de venta en un último y desesperado intento de unir a sus hijos. “Mi madre jugueteaba ansiosa con el pañuelo, de la misma manera que los recuerdos traveseaban en su mente, como un ruido de fondo que enturbiaba su conversación.” - Quieres decir que la casa se convertirá en tierra de nadie en esta puja, una especie de embajada de la cordialidad. - Legalmente, -me informó mi madre- los negocios de la abuela fueron fraccionados entre los hermanos que velaron por sacarlos adelante. Los barcos de bajura, la explotación ganadera y la gestión de los pinares se los reservo para sí. - ¿Qué pasa con el contrabando de tabaco? -pregunté sin dosificar mi tacto- “Me miró atentamente, aquella fue la primera vez en mi vida que formulé una pregunta, cuya posible respuesta, saciara una curiosidad hasta aquel momento dulcemente adormecida.” - Desconozco del todo el tema. Pero es posible que mi hermano Felipe este a cargo de ese asunto, y de todos los demás... - Utilizando los barcos de la abuela para tal menester, supongo. -A veces debería morderme la lengua hasta el sangrado- -...Directa o indirectamente, la mayoría de la familia trabaja con él. En pescaderías, en restaurantes, en talleres. Económicamente funcionan a la manera de una sociedad cooperativa limitada, la familia son los socios, y gestionan sus recursos y estrategias comerciales en asambleas generales. Ten en cuenta que cuando menciono a la familia, incluyo a mis primos y su descendencia. En cuanto a la cuestión de los barcos, tengo entendido que ahora utilizan otro tipo de embarcaciones para hacer contrabando, manteniendo al margen el negocio pesquero.


Arte inconformista.

domingo, marzo 17, 2013

95ª Entrega

El lobGallego.


“Accioné la manilla, la cerradura obedeció y pasé al amplio dormitorio. Lo primero en lo que me fije fue en la ausencia de mi padre. Abracé a mi madre.” 

 - Que pena hijo... Toda la vida luchando por sus hijos y se ha visto condenada a ver y sufrir como estos se pelean por negocios.

 - Lo que importa -intenté consolar a mi madre- es que fue una gran mujer que supo criar sin ayuda a sus hijos, que les dio la educación que pudo, y que les facilitó un medio para ganarse la vida. No olvides que derrochó ingentes cantidades de cariño con sus nietos y no descuido ni a sobrinos, ni a allegados. Además, supo controlar hasta cierto punto temas escabrosos, lidiando con figuras que giraban alrededor de su vida de una manera preocupante.

 “El consuelo habita en la otra orilla del gran cauce de la vida. Se ve tan lejano en el horizonte, que resulta increíble poderlo obtener. Un hijo consuela a su madre por la perdida de la abuela, al mismo tiempo que le recuerda sin querer, que algún día, todos embarcaremos en ese postrero barco, sin tener ni la más remota idea de a quien dejaremos desconsolados en la otra orilla.”

 - Siempre me llamaba en verano para que os mandara ha pasar las vacaciones escolares con ella... y yo le decía que teníais que repartiros con los otros abuelos...

 “Se echó ha llorar, yo la apreté más contra mí en un vano esfuerzo por transmitirle la vitalidad que solo se tiene a los veinte años. Me sentí fatal, ya que en el fondo de mi turbia alma de hijo desagradecido, se arremolinaban preguntas que estaban al margen de su dolor.”

 - Tú lo hacías como debe ser, no existía otra opción que no fuera el reparto... 

 “Deshicimos el abrazo con un par de besos, ella siempre supo de mi admiración por la abuela y supongo que eso tiene que reconfortar a una madre. La línea afectiva no se veía interrumpida en lo más mínimo por la muerte. Los sentimientos quedaron grabados en el tiempo pasado y su luz sería lo último que verán mis ojos.”

 - Ya sé que no es el momento de hablar de ciertos asuntos, pero hay una cosa que no entiendo, ¿Qué hacían Antonio y Raquel en la casa, comportándose como sí ya fuera de ellos?




“Accioné la manilla, la cerradura obedeció y pase al amplio dormitorio. Lo primero en lo que me fije fue en la ausencia de mi padre. Abracé a mi madre.” - Que pena hijo... Toda la vida luchando por sus hijos y se ha visto condenada a ver y sufrir como estos se pelean por negocios. - Lo que importa -intenté consolar a mi madre- es que fue una gran mujer que supo criar sin ayuda a sus hijos, que les dio la educación que pudo, y que les facilitó un medio para ganarse la vida. No olvides que derrochó ingentes cantidades de cariño con sus nietos y no descuido ni a sobrinos, ni a allegados. Además, supo controlar hasta cierto punto temas escabrosos, lidiando con figuras que giraban alrededor de su vida de una manera preocupante. “El consuelo habita en la otra orilla del gran cauce de la vida. Se ve tan lejano en el horizonte, que resulta increíble poderlo obtener. Un hijo consuela a su madre por la perdida de la abuela, al mismo tiempo que le recuerda sin querer, que algún día, todos embarcaremos en ese postrero barco, sin tener ni la más remota idea de a quien dejaremos desconsolados en la otra orilla.” - Siempre me llamaba en verano para que os mandara ha pasar las vacaciones escolares con ella... y yo le decía que teníais que repartiros con los otros abuelos... “Se echó ha llorar, yo la apreté más contra mí en un vano esfuerzo por transmitirle la vitalidad que solo se tiene a los veinte años. Me sentí fatal, ya que en el fondo de mi turbia alma de hijo desagradecido, se arremolinaban preguntas que estaban al margen de su dolor.” - Tú lo hacías como debe ser, no existía otra opción que no fuera el reparto... “Deshicimos el abrazo con un par de besos, ella siempre supo de mi admiración por la abuela y supongo que eso tiene que reconfortar a una madre. La línea afectiva no se veía interrumpida en lo más mínimo por la muerte. Los sentimientos quedaron grabados en el tiempo pasado y su luz sería lo último que verán mis ojos.” - Ya sé que no es el momento de hablar de ciertos asuntos, pero hay una cosa que no entiendo, ¿Qué hacían Antonio y Raquel en la casa, comportándose como sí ya fuera de ellos?


Arte inconformista.