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miércoles, enero 14, 2015

101ª entrega

El lobGallego.


“Una vez identificadas las principales piezas del juego, quedaban por descubrir las piezas intermedias; Torres, alfiles y caballos. Los peones estaba claro quienes éramos.”

 - Esperaremos al desarrollo de los acontecimientos para decidir nuestra postura final, que se guiara por los que creemos que son los últimos deseos de la abuela.

 - Hablas por ti, o incluyes a ciertos neutrales. 

 “Se giró y reinició su caminata por el dormitorio, la seguí convencido de que mi madre era incapaz de estar con los brazos cruzados mientras se guisaba la carne.”

 - Hablo de tía Celia, de tía Maruja, y de mí. 

 - Entonces... –-Calculé- Sois suficientes para inclinar la balanza a la hora de fundar la sociedad cooperativa y no desmembrar la herencia de los abuelos en dieciséis partes.

 - Si se trata de eso, supongo que sí.

Detalle de autorretrato
 - Que otro salida le quedaba a la abuela para obligar a su hijo Antonio al abandono de ciertas actividades delictivas.

 “Nos volvimos a parar en el centro de la habitación, no resultaba creíble que El lobo quisiera abandonar su actual estilo de vida. Resultaba más fácil pensar que sus intenciones fueran controlar la sociedad cooperativa limitada y erigirse en rector de la misma.” 

 - Recuerda que tu padre no quiere saber nada de este asunto, con su familia tiene suficiente. 

 - Tranquila... Entonces solo nos queda esperar. -Mentí otra vez-

 - Esperar y rezar para que la abuela obrara con buen juicio cuando redactó sus últimas voluntades, no se trata de dinero, gracias a Dios no lo necesitamos, se trata de conservar intacto su sueño de poder vivir como una gran familia trabajando y siendo dueños de nosotros mismos.

 - No me vengas con mudanzas indeseadas a estas alturas de la vida. -Me sobresalté ante la perspectiva-




“Una vez identificadas las principales piezas del juego, quedaban por descubrir las piezas intermedias; Torres, alfiles y caballos. Los peones estaba claro quienes éramos.” - Esperaremos al desarrollo de los acontecimientos para decidir nuestra postura final, que se guiara por los que creemos que son los últimos deseos de la abuela. - Hablas por ti, o incluyes a ciertos neutrales. “Se giró y reinició su caminata por el dormitorio, la seguí convencido de que mi madre era incapaz de estar con los brazos cruzados mientras se guisaba la carne.” - Hablo de tía Celia, de tía Maruja, y de mí. - Entonces... –-Calculé- Sois suficientes para inclinar la balanza a la hora de fundar la sociedad cooperativa y no desmembrar la herencia de los abuelos en dieciséis partes. - Si se trata de eso, supongo que sí. - Que otro salida le quedaba a la abuela para obligar a su hijo Antonio al abandono de ciertas actividades delictivas. –-Cada vez me resultaba más natural hablar de la familia con sus debidas palabras- “Nos volvimos a parar en el centro de la habitación, no resultaba creíble que El lobo quisiera abandonar su actual estilo de vida. Resultaba más fácil pensar que sus intenciones fueran controlar la sociedad cooperativa limitada y erigirse en rector de la misma.” - Recuerda que tu padre no quiere saber nada de este asunto, con su familia tiene suficiente. - Tranquila... Entonces solo nos queda esperar. -Mentí otra vez- - Esperar y rezar para que la abuela obrara con buen juicio cuando redactó sus últimas voluntades, no se trata de dinero, gracias a Dios no lo necesitamos, se trata de conservar intacto su sueño de poder vivir como una gran familia trabajando y siendo dueños de nosotros mismos. - No me vengas con mudanzas indeseadas a estas alturas de la vida. -Me sobresalté ante la perspectiva-


Arte inconformista.

domingo, junio 15, 2014

100ª entrega

El lobGallego.


- Sí, y además de concejal en el ayuntamiento es la mano derecha de Felipe y socio de un bufete de abogados en Santiago de Compostela. 

 - Vaya, vaya...

 - Felipe se deslomó trabajando para la abuela por dos, quería que su hermanito Enrique estudiara en la universidad y convenció a la abuela que tener un abogado en la familia no podía ser malo.

 “Rey de negras, tío Antonio. Rey de blancas, tío Felipe. Reina de blancas, prima Raquel. Reina de blancas, tío Enrique.” 

 - Sabes que tu tío Enrique mantiene una relación muy intensa con tu primo Carlos. 

 “Sorpresa. El capullo de Carlos sin mencionar ni una sola palabra de interés sobre las blancas.”

 - No, -mentí- nunca hablamos del enfrentamiento, ni de las relaciones positivas que se dan en la familia. 

“Mi madre me miró con cara de incredulidad, sabía que nuestras noches de juerga no versaban solo en mujeres y alcohol.”

 - A pesar de la distancia que les ha separado estos dos últimos años -me dijo confidencialmente mi madre- han sabido mantener el trato, ya que antes les he oído hablar de cartas y llamadas telefónicas. 

 “Habíamos llegado otra vez a la altura de la empañada ventana. Nos quedamos un rato pensando en nuestra particular visión del asunto y en la posibilidad de que la abuela nos sorprendiera incluso después de habernos abandonado.”

 - Esta claro que vosotros vais ha ser las piezas grises en esta partida de ajedrez a tres bandas -le–susurré a mi madre- 

 “Me observó con ojos tristes, su querida madre emprendió viaje sin conseguir arreglar los asuntos de este mundo en lo referente a su numerosa descendencia.”

 - No quiero más divisiones... Es lo que más odiaba la abuela Carmen. 

 - Ya las hay de facto. -Me sentí cruel-




- Sí, y además de concejal en el ayuntamiento es la mano derecha de Felipe y socio de un bufete de abogados en Santiago de Compostela. - Vaya, vaya... - Felipe se deslomó trabajando para la abuela por dos, quería que su hermanito Enrique estudiara en la universidad y convenció a la abuela que tener un abogado en la familia no podía ser malo. “Rey de negras, tío Antonio. Rey de blancas, tío Felipe. Reina de blancas, prima Raquel. Reina de blancas, tío Enrique.” - Sabes que tu tío Enrique mantiene una relación muy intensa con tu primo Carlos. “Sorpresa. El capullo de Carlos sin mencionar ni una sola palabra de interés sobre las blancas.” - No, -mentí- nunca hablamos del enfrentamiento, ni de las relaciones positivas que se dan en la familia. – “Mi madre me miró con cara de incredulidad, sabía que nuestras noches de juerga no versaban solo en mujeres y alcohol.” - A pesar de la distancia que les ha separado estos dos últimos años -me dijo confidencialmente mi madre- han sabido mantener el trato, ya que antes les he oído hablar de cartas y llamadas telefónicas. “Habíamos llegado otra vez a la altura de la empañada ventana. Nos quedamos un rato pensando en nuestra particular visión del asunto y en la posibilidad de que la abuela nos sorprendiera incluso después de habernos abandonado.” - Esta claro que vosotros vais ha ser las piezas grises en esta partida de ajedrez a tres bandas -le–susurré a mi madre- “Me observó con ojos tristes, su querida madre emprendió viaje sin conseguir arreglar los asuntos de este mundo en lo referente a su numerosa descendencia.” - No quiero más divisiones... Es lo que más odiaba la abuela Carmen. - Ya las hay de facto. -Me sentí cruel-


Arte inconformista.

domingo, septiembre 01, 2013

99 entrega

El lobGallego.


- Otra cosa que me inquieta, es no saber quien es qué. Me refiero a que no sé el escalafón, ni la jerarquía, de los que tú tildas de cooperativistas al estilo de Mondragón.

“Nos alejamos de la ventana ciega, yo me senté en el sofá, ella siguió de pie, dando pasos de un lado para otro, tensa cómo un animal salvaje recién capturado.”

- ¿Has pasado por el comedor? -me preguntó mi madre-

- Si, allí estaban sentados juntos al calor del fuego, tío Felipe, tía María, tío Enrique, tío Manuel y tía Carmen.

- Ellos son los que han acompañado a la abuela estos últimos años. Tía Celia, tía Dolores, tío José, tía Maruja y yo, formamos la familia que salió de ese juego hace años, y me atrevería ha decir que formamos el grupo de los neutrales que pueden inclinar la balanza a uno de los dos lados, después de la lectura del testamento.

“Hice cuentas y me salió un empate técnico entre blancas y negras. Aquello si tenía contenido, después de todo aparecía más piezas en el juego que incrementaban las variables del mismo. Quizá el problema era que todos estaban obligados ha convivir en una sociedad cooperativa limitada, o quedarse sin tajada.  Seguro que la postrera voluntad de la abuela, contenía condiciones que afectaban a los negocios legales que actuaban de tapadera de los otros negocios menos transparentes.”

- ¿Quién es la mano derecha de la abuela?

- Cuantos años de silencio, utilizando la distancia como herramienta, perdidos.

“Me incorporé, la seguí en su continuo ir y venir por la amplia habitación.”

- ¿Quién es el encargado? -necesitaba confirmación, sobre una duda que me mantenía clavado en el mismo punto del camino-

- Tu tío Felipe fue su segundo hijo, siempre mostraron una afinidad que iba más allá de la relación filial de madre he hijo, ya que prácticamente hacían todo juntos.  Este tío tuyo siempre mimó y protegió a su hermano Enrique, seis años más joven que él, y lo convirtió en su fiel y leal criatura.


- ¿Enrique no es tu hermano el abogado?






Arte inconformista.

sábado, mayo 04, 2013

98ª entrega

El lobGallego.


“Mi madre volvió ha otear por la ventana sus dominios infantiles.”

 - No entiendo nada de caza -reconocí- desconozco si en diciembre se puede cazar en Galicia, o si por el contrario esta vigente la veda. Si no es temporada de montería, ¿Qué hacían vestidos de camuflaje? ¿Porqué portaba armas en la entrada de la casa? 

 “Me acerqué a la ventana donde soñaba mi madre con risas perdidas en el páramo del tiempo, por un momento creí rozar la visión de unas niñas corriendo detrás de un cachorro, mientras una voz adulta las animaba a detener la injusta persecución.”

 - Creo recordar que tu abuelo por estas fechas salía de caza, me perdonaras, pero han sido veintiocho Navidades sin venir por casa, no recuerdo que especies se baten en diciembre.

 “El cristal reflejaba el abatido rostro de mi madre, las vistas del huerto-jardín se arropaban con la oscuridad creciente, aumentando la sensación de humedad y misterio.” 

 - No importa... -le contesté- La cuestión es justificar de un modo racional la presencia de gente armada a la entrada de una casa en duelo.

 - Hijo, aunque sea temporada de caza, la gente armada siempre esta fuera de lugar. "Siempre agradan los puntos en común entre madre he hijo, a cada exhalación nuestra, el vaho crecía en el cristal de la ventana, nuestro ritmo respiratorio marcaba su expansión por el vidrio.”

 - Toma... -Le ofrecí las llaves del coche- tentado estoy de quedármelas después del entierro.

 - Eso negócialo con tu padre... que por cierto, está tardando mucho en volver de la ducha.

 “Pensé que aún podía sonsacar algo más de información, acerca de alguna pieza interesante de las blancas.”




“Mi madre volvió ha otear por la ventana sus dominios infantiles.” - No entiendo nada de caza -reconocí- desconozco si en diciembre se puede cazar en Galicia, o si por el contrario esta vigente la veda. Si no es temporada de montería, ¿Qué hacían vestidos de camuflaje? ¿Porqué portaba armas en la entrada de la casa? “Me acerqué a la ventana donde soñaba mi madre con risas perdidas en el páramo del tiempo, por un momento creí rozar la visión de unas niñas corriendo detrás de un cachorro, mientras una voz adulta las animaba a detener la injusta persecución.” - Creo recordar que tu abuelo por estas fechas salía de caza, me perdonaras, pero han sido veintiocho Navidades sin venir por casa, no recuerdo que especies se baten en diciembre. “El cristal reflejaba el abatido rostro de mi madre, las vistas del huerto-jardín se arropaban con la oscuridad creciente, aumentando la sensación de humedad y misterio.” - No importa... -le contesté- La cuestión es justificar de un modo racional la presencia de gente armada a la entrada de una casa en duelo. - Hijo, aunque sea temporada de caza, la gente armada siempre esta fuera de lugar. - Siempre agradan los puntos en común entre madre he hijo. “A cada exhalación nuestra, el vaho crecía en el cristal de la ventana, nuestro ritmo respiratorio marcaba su expansión por el vidrio.” - Toma... –-Le ofrecí las llaves del coche- tentado estoy de quedármelas después del entierro. - Eso negócialo con tu padre... que por cierto, está tardando mucho en volver de la ducha. “Pensé que aún podía sonsacar algo más de información, acerca de alguna pieza interesante de las blancas.”


Arte inconformista.

sábado, abril 27, 2013

97ª entrega

El lobGallego.


“Comenzaba mi madre ha desbrozar la tupida vegetación tras la que se escondían “las blancas.” 

 - ¿Cómo es Felipe? Me refiero a su pasado y al presente. ¿Qué hacían esos cazadores a la entrada? ¿Quiénes son? ¿De parte de quien están? 

 - Hijo, yo siempre quise mantenerme al margen de todas esas historias. Me fui a San Sebastián de muy joven, ya que la única forma de lograrlo, era distanciándome geográficamente lo más posible...  

“Me dio la impresión de que mi madre no estaba por la labor de satisfacer mi curiosidad. Le costaba trabajo violar el silencio de tantos años, extendía su ala para proteger a unos polluelos que ya volaban solos al alcance de cualquier escopeta.”

 - Amatxo, yo solo quiero saber de donde vengo y quienes son ellos. Si mantener la neutralidad me resulta imposible me gustaría tener el mínimo de información necesaria para elegir bando, o crear otro. 

 - No debes posicionarte por un bando. ¿Estas seguro de lo que dices? Para empezar, todos ellos son tu familia, y para terminar, gracias a los secretos nunca sabrás del todo de donde venimos. -Me amonestó mi madre- Aunque yo quisiera contártelo todo, es más que probable que omitiera por ignorancia, cuestiones muy importantes a la hora de querer entender esta situación. 

 “Aquello comenzó a sonarme a no hablo del asunto, la cuestión no existe.”

 - ¿Quiénes eran los cazadores? -insistí-

 “Mi madre se levantó del borde de la cama, y comenzó un breve paseo por la habitación. Se paró justo enfrente de la ventana mirando con nostalgia el paisaje de su infancia. Miré el reloj de Carlos, eran las seis y diez, la noche tendía su manto por huertas, prados y pinares. Se giró hacía mí.”

 - Desde muy joven, tu tío Felipe a gustado de la caza y de las armas, afición que le llevó ha crear con ayuda de la abuela un club de caza y tiro en el pueblo. Se organizan legalmente a modo de una sociedad deportiva con sede en la plaza del pueblo, y campo de tiro en las afueras, exactamente en uno de los pinares más alejados de la herencia del abuelo. Los lazos que unen a sus miembros van más allá de la afinidad por las armas, muchos de ellos están ligados económicamente a Felipe, mientras que los lazos familiares y las inclinaciones políticas amalgaman al resto. Creo que son varias decenas de socios.




“Comenzaba mi madre ha desbrozar la tupida vegetación tras la que se escondían “las blancas.” - ¿Cómo es Felipe? Me refiero a su pasado y al presente. ¿Qué hacían esos cazadores a la entrada? ¿Quiénes son? ¿De parte de quien están? - Hijo, yo siempre quise mantenerme al margen de todas esas historias. Me fui a San Sebastián de muy joven, ya que la única forma de lograrlo, era distanciándome geográficamente lo más posible... “Me dio la impresión de que mi madre no estaba por la labor de satisfacer mi curiosidad. Le costaba trabajo violar el silencio de tantos años, extendía su ala para proteger a unos polluelos que ya volaban solos al alcance de cualquier escopeta.” - Amatxo, yo solo quiero saber de donde vengo y quienes son ellos. Si mantener la neutralidad me resulta imposible me gustaría tener el mínimo de información necesaria para elegir bando, o crear otro. - No debes posicionarte por un bando. ¿Estas seguro de lo que dices? Para empezar, todos ellos son tu familia, y para terminar, gracias a los secretos nunca sabrás del todo de donde venimos. -Me amonestó mi madre- Aunque yo quisiera contártelo todo, es más que probable que omitiera por ignorancia, cuestiones muy importantes a la hora de querer entender esta situación. “Aquello comenzó a sonarme a no hablo del asunto, la cuestión no existe.” - ¿Quiénes eran los cazadores? -insistí- “Mi madre se levantó del borde de la cama, y comenzó un breve paseo por la habitación. Se paró justo enfrente de la ventana mirando con nostalgia el paisaje de su infancia. Miré el reloj de Carlos, eran las seis y diez, la noche tendía su manto por huertas, prados y pinares. Se giró hacía mí.” - Desde muy joven, tu tío Felipe a gustado de la caza y de las armas, afición que le llevó ha crear con ayuda de la abuela un club de caza y tiro en el pueblo. Se organizan legalmente a modo de una sociedad deportiva con sede en la plaza del pueblo, y campo de tiro en las afueras, exactamente en uno de los pinares más alejados de la herencia del abuelo. Los lazos que unen a sus miembros van más allá de la afinidad por las armas, muchos de ellos están ligados económicamente a Felipe, mientras que los lazos familiares y las inclinaciones políticas amalgaman al resto. Creo que son varias decenas de socios.


Arte inconformista.

lunes, marzo 18, 2013

96ª entrega

El lobGallego.


“Secándose las lagrimas con un pañuelo, señaló una de las sillas para que me sentara. Obedecí.”

 - No sé que te han contado, ni quién ha sido, pero sospecho que han exagerado un poco. Tío Antonio y la abuela nunca dejaron de hablarse ya que sus diferencias en el manejo de los negocios no enturbiaron hasta ese punto la relación. No olvides que siempre será su hijo y tiene todo el derecho a entrar en la casa como los demás. Sé que hay un testamento, pero desconozco el contenido. Conociendo a la abuela me consta que la casa será para todos por igual, sin posibilidad de venta en un último y desesperado intento de unir a sus hijos.

 “Mi madre jugueteaba ansiosa con el pañuelo, de la misma manera que los recuerdos traveseaban en su mente, como un ruido de fondo que enturbiaba su conversación.”

 - Quieres decir que la casa se convertirá en tierra de nadie en esta puja, una especie de embajada de la cordialidad.

 - Legalmente, -me informó mi madre- los negocios de la abuela fueron fraccionados entre los hermanos que velaron por sacarlos adelante. Los barcos de bajura, la explotación ganadera y la gestión de los pinares se los reservó para sí. 

 - ¿Qué pasa con el contrabando de tabaco? -pregunté sin dosificar mi tacto- 

 “Me miró atentamente, aquella fue la primera vez en mi vida que formulé una pregunta, cuya posible respuesta, saciara una curiosidad hasta aquel momento dulcemente adormecida.” 

 - Desconozco del todo el tema. Pero es posible que mi hermano Felipe este a cargo de ese asunto, y de todos los demás...

 - Utilizando los barcos de la abuela para tal menester, supongo. 

 -...Directa o indirectamente, la mayoría de la familia trabaja con él. En pescaderías, en restaurantes, en talleres. Económicamente funcionan a la manera de una sociedad cooperativa limitada, la familia son los socios, y gestionan sus recursos y estrategias comerciales en asambleas generales. Ten en cuenta que cuando menciono a la familia, incluyo a mis primos y su descendencia. En cuanto a la cuestión de los barcos, tengo entendido que ahora utilizan otro tipo de embarcaciones para hacer contrabando, manteniendo al margen el negocio pesquero.




“Secándose las lagrimas con un pañuelo, señaló una de las sillas para que me sentara. Obedecí.” - No sé que te han contado, ni quién ha sido, pero sospecho que han exagerado un poco. Tío Antonio y la abuela nunca dejaron de hablarse ya que sus diferencias en el manejo de los negocios no enturbiaron hasta ese punto la relación. No olvides que siempre será su hijo y tiene todo el derecho a entrar en la casa como los demás. Sé que hay un testamento, pero desconozco el contenido. Conociendo a la abuela me consta que la casa será para todos por igual, sin posibilidad de venta en un último y desesperado intento de unir a sus hijos. “Mi madre jugueteaba ansiosa con el pañuelo, de la misma manera que los recuerdos traveseaban en su mente, como un ruido de fondo que enturbiaba su conversación.” - Quieres decir que la casa se convertirá en tierra de nadie en esta puja, una especie de embajada de la cordialidad. - Legalmente, -me informó mi madre- los negocios de la abuela fueron fraccionados entre los hermanos que velaron por sacarlos adelante. Los barcos de bajura, la explotación ganadera y la gestión de los pinares se los reservo para sí. - ¿Qué pasa con el contrabando de tabaco? -pregunté sin dosificar mi tacto- “Me miró atentamente, aquella fue la primera vez en mi vida que formulé una pregunta, cuya posible respuesta, saciara una curiosidad hasta aquel momento dulcemente adormecida.” - Desconozco del todo el tema. Pero es posible que mi hermano Felipe este a cargo de ese asunto, y de todos los demás... - Utilizando los barcos de la abuela para tal menester, supongo. -A veces debería morderme la lengua hasta el sangrado- -...Directa o indirectamente, la mayoría de la familia trabaja con él. En pescaderías, en restaurantes, en talleres. Económicamente funcionan a la manera de una sociedad cooperativa limitada, la familia son los socios, y gestionan sus recursos y estrategias comerciales en asambleas generales. Ten en cuenta que cuando menciono a la familia, incluyo a mis primos y su descendencia. En cuanto a la cuestión de los barcos, tengo entendido que ahora utilizan otro tipo de embarcaciones para hacer contrabando, manteniendo al margen el negocio pesquero.


Arte inconformista.

domingo, marzo 17, 2013

95ª Entrega

El lobGallego.


“Accioné la manilla, la cerradura obedeció y pasé al amplio dormitorio. Lo primero en lo que me fije fue en la ausencia de mi padre. Abracé a mi madre.” 

 - Que pena hijo... Toda la vida luchando por sus hijos y se ha visto condenada a ver y sufrir como estos se pelean por negocios.

 - Lo que importa -intenté consolar a mi madre- es que fue una gran mujer que supo criar sin ayuda a sus hijos, que les dio la educación que pudo, y que les facilitó un medio para ganarse la vida. No olvides que derrochó ingentes cantidades de cariño con sus nietos y no descuido ni a sobrinos, ni a allegados. Además, supo controlar hasta cierto punto temas escabrosos, lidiando con figuras que giraban alrededor de su vida de una manera preocupante.

 “El consuelo habita en la otra orilla del gran cauce de la vida. Se ve tan lejano en el horizonte, que resulta increíble poderlo obtener. Un hijo consuela a su madre por la perdida de la abuela, al mismo tiempo que le recuerda sin querer, que algún día, todos embarcaremos en ese postrero barco, sin tener ni la más remota idea de a quien dejaremos desconsolados en la otra orilla.”

 - Siempre me llamaba en verano para que os mandara ha pasar las vacaciones escolares con ella... y yo le decía que teníais que repartiros con los otros abuelos...

 “Se echó ha llorar, yo la apreté más contra mí en un vano esfuerzo por transmitirle la vitalidad que solo se tiene a los veinte años. Me sentí fatal, ya que en el fondo de mi turbia alma de hijo desagradecido, se arremolinaban preguntas que estaban al margen de su dolor.”

 - Tú lo hacías como debe ser, no existía otra opción que no fuera el reparto... 

 “Deshicimos el abrazo con un par de besos, ella siempre supo de mi admiración por la abuela y supongo que eso tiene que reconfortar a una madre. La línea afectiva no se veía interrumpida en lo más mínimo por la muerte. Los sentimientos quedaron grabados en el tiempo pasado y su luz sería lo último que verán mis ojos.”

 - Ya sé que no es el momento de hablar de ciertos asuntos, pero hay una cosa que no entiendo, ¿Qué hacían Antonio y Raquel en la casa, comportándose como sí ya fuera de ellos?




“Accioné la manilla, la cerradura obedeció y pase al amplio dormitorio. Lo primero en lo que me fije fue en la ausencia de mi padre. Abracé a mi madre.” - Que pena hijo... Toda la vida luchando por sus hijos y se ha visto condenada a ver y sufrir como estos se pelean por negocios. - Lo que importa -intenté consolar a mi madre- es que fue una gran mujer que supo criar sin ayuda a sus hijos, que les dio la educación que pudo, y que les facilitó un medio para ganarse la vida. No olvides que derrochó ingentes cantidades de cariño con sus nietos y no descuido ni a sobrinos, ni a allegados. Además, supo controlar hasta cierto punto temas escabrosos, lidiando con figuras que giraban alrededor de su vida de una manera preocupante. “El consuelo habita en la otra orilla del gran cauce de la vida. Se ve tan lejano en el horizonte, que resulta increíble poderlo obtener. Un hijo consuela a su madre por la perdida de la abuela, al mismo tiempo que le recuerda sin querer, que algún día, todos embarcaremos en ese postrero barco, sin tener ni la más remota idea de a quien dejaremos desconsolados en la otra orilla.” - Siempre me llamaba en verano para que os mandara ha pasar las vacaciones escolares con ella... y yo le decía que teníais que repartiros con los otros abuelos... “Se echó ha llorar, yo la apreté más contra mí en un vano esfuerzo por transmitirle la vitalidad que solo se tiene a los veinte años. Me sentí fatal, ya que en el fondo de mi turbia alma de hijo desagradecido, se arremolinaban preguntas que estaban al margen de su dolor.” - Tú lo hacías como debe ser, no existía otra opción que no fuera el reparto... “Deshicimos el abrazo con un par de besos, ella siempre supo de mi admiración por la abuela y supongo que eso tiene que reconfortar a una madre. La línea afectiva no se veía interrumpida en lo más mínimo por la muerte. Los sentimientos quedaron grabados en el tiempo pasado y su luz sería lo último que verán mis ojos.” - Ya sé que no es el momento de hablar de ciertos asuntos, pero hay una cosa que no entiendo, ¿Qué hacían Antonio y Raquel en la casa, comportándose como sí ya fuera de ellos?


Arte inconformista.

lunes, febrero 25, 2013

94ª entrega

El lobGallego.


“Era un dato que alimentó la impresión de que la abuela me tuvo aprecio. La mejor ubicación, de la estancia más concurrida del caserón para mi pintura, y eso sin tratarse de un bodegón que justifica por si mismo el lugar donde quiere ser colgado. Tampoco resultaba desdeñable el hecho de haber enmarcado mi paisaje siguiendo mi modesto consejo.

 - Chao. 

 - Recuerda, luego tenemos que hablar. -Insistí- 

 “Abandoné el comedor sintiendo la mirada de mi futuro cuñado clavada en mi espalda, a buen seguro él tenía que estar haciendo sus propios cálculos con los pocos datos que iba acopiando de aquí y de allá. En ese momento caí en la cuenta de que mi hermana y yo nunca habíamos mantenido una conversación que abordara el tema Gallego-familiar. Debería esta cuestión esperar, primero necesitaba corroborar mis deducciones sobre “las blancas” con mi madre, y más tarde con mi tía Celia. Subí las escaleras con la extraña sensación de que todo aquello constituía un embrollo sin solución, en resumidas cuentas, a mí no me afectaba para nada... en principio. Deducía que lo más sensato era mantenerse en la frontera de aquella especie de cisma, y pasados unos inquietantes días, alejarnos geográficamente del problema y desviarnos mentalmente de su posible desenlace. Felipe parecía controlar con su sola presencia la situación. No terminaba de encajar la secuencia de los hechos presenciados en persona. Antonio, alias “El lobo” y Raquel habían abandonado la casa por cuestiones de negocios, o por el contrario se vieron forzados a salir una vez cumplido el ritual de presentar sus respetos a la matriarca fallecida. Venían a mi mente las imágenes de cazadores armados en la puerta, recogiendo y desarmando sus escopetas pero totalmente fuera de lugar. ¿Quién se presenta de esa guisa en una casa en duelo? Me resultaba recurrente la asociación de aquella fotografía con las viejas películas de la mafia Siciliana, con sus escopetas (creo recordar que las llamaban luparas) de cañones recortados y cargadas con cartuchos de posta. ¿Qué sabía yo de mi tío Felipe? Eché de menos a Carlos en aquel momento. Terminé plantado ante la supuesta puerta de la habitación de mis progenitores. Llamé...”

 - Pasa.    -Oí débilmente la voz de mi madre al otro lado-




“Era un dato que alimentó la impresión de que la abuela me tuvo aprecio. La mejor ubicación, de la estancia más concurrida del caserón para mi pintura, y eso sin tratarse de un bodegón que justifica por si mismo el lugar donde quiere ser colgado. Tampoco resultaba desdeñable el hecho de haber enmarcado mi paisaje siguiendo mi modesto consejo. - Chao. - Recuerda, luego tenemos que hablar. -Insistí- “Abandoné el comedor sintiendo la mirada de mi futuro cuñado clavada en mi espalda, a buen seguro él tenía que estar haciendo sus propios cálculos con los pocos datos que iba acopiando de aquí y de allá. En ese momento caí en la cuenta de que mi hermana y yo nunca habíamos mantenido una conversación que abordara el tema Gallego-familiar. Debería esta cuestión esperar, primero necesitaba corroborar mis deducciones sobre “las blancas” con mi madre, y más tarde con mi tía Celia. Subí las escaleras con la extraña sensación de que todo aquello constituía un embrollo sin solución, en resumidas cuentas, a mí no me afectaba para nada... en principio. Deducía que lo más sensato era mantenerse en la frontera de aquella especie de cisma, y pasados unos inquietantes días, alejarnos geográficamente del problema y desviarnos mentalmente de su posible desenlace. Felipe parecía controlar con su sola presencia la situación. No terminaba de encajar la secuencia de los hechos presenciados en persona. Antonio, alias “El lobo” y Raquel habían abandonado la casa por cuestiones de negocios, o por el contrario se vieron forzados a salir una vez cumplido el ritual de presentar sus respetos a la matriarca fallecida. Venían a mi mente las imágenes de cazadores armados en la puerta, recogiendo y desarmando sus escopetas pero totalmente fuera de lugar. ¿Quién se presenta de esa guisa en una casa en duelo? Me resultaba recurrente la asociación de aquella fotografía con las viejas películas de la mafia Siciliana, con sus escopetas (creo recordar que las llamaban luparas) de cañones recortados y cargadas con cartuchos de posta. ¿Qué sabía yo de mi tío Felipe? Eché de menos a Carlos en aquel momento. Terminé plantado ante la supuesta puerta de la habitación de mis progenitores. Llamé...” - Pasa. -Oí débilmente la voz de mi madre al otro lado-


Arte inconformista.

martes, enero 01, 2013

93ª Entrega

El lobGallego.



- Hasta luego. -Me separe un poco en dirección a mi cuñado- 

 “Extendí el brazo hacía él, y abriendo la mano acepté su ofrenda en forma de llaves.” 

 - También es casualidad que tengas el coche en el taller esta semana. -Le dije- 


 - Dímelo a mí, por momentos siento como si me faltara una extremidad.

 “Me costaba un esfuerzo increíble asociar a mi cuñado con la típica imagen del esforzado peatón. De la misma manera que me resultaba complicado dejar de controlar intermitentemente, la expresión facial cambiante, en rico repertorio, de mi tío Felipe.” 

 - Luego nos vemos, no tardo nada. -Me despedí de Mariano- 

 “Justo en el momento en que me disponía ha abandonar el comedor vi un cuadro que me llamo la atención, no por su técnica, ni por el mensaje que transmitía, sino por su familiaridad.” 

 - Desde el primer día en que lo vi terminado, lo quise para mí. -Mariano señaló el objeto de su interés- 

 - Si te portas bien estos días, igual te hago una versión más apocalíptica de ese cuadro. -Volví la mirada al lienzo-




- Hasta luego. -Me separe un poco en dirección a mi cuñado- “Extendí el brazo hacía él, y abriendo la mano acepté su ofrenda en forma de llaves.” - También es casualidad que tengas el coche en el taller esta semana. -Le dije- - Dímelo a mí, por momentos siento como si me faltara una extremidad. “Me costaba un esfuerzo increíble asociar a mi cuñado con la típica imagen del esforzado peatón. De la misma manera que me resultaba complicado dejar de controlar intermitentemente, la expresión facial cambiante, en rico repertorio, de mi tío Felipe.” - Luego nos vemos, no tardo nada. -Me despedí de Mariano- “Justo en el momento en que me disponía ha abandonar el comedor vi un cuadro que me llamo la atención, no por su técnica, ni por el mensaje que transmitía, sino por su familiaridad.” - Desde el primer día en que lo vi terminado, lo quise para mí. -Mariano señaló el objeto de su interés- - Si te portas bien estos días, igual te hago una versión más apocalíptica de ese cuadro. -Volví la mirada al lienzo-


Arte inconformista.

martes, diciembre 04, 2012

92ª entrega

El lobGallego.


- Si, la medicación también ha hecho lo suyo.

 “Mi hermana Isabel se mostraba tímidamente vacilona dadas las circunstancias, se dirigió hacía la cafetera decidida a entrar en calor con un buen trago de aquel café.” 

 - El viento de Galicia tiene la virtud de recuperar espíritus y fortalecer cuerpos. -Carmen tenía también cierto aire de meiga- 

 “Soplé el café de la taza para bajarle un poco la temperatura, comprobé que no escaldara lenguas y le di un trago que dio buena cuenta de él, recogí mi cazadora de la mullida alfombra y me incorporé.” 

 - Siéntate aquí, yo voy a subir a ver que tal se encuentra nuestra madre. –le ofrecí a mi hermana el cómodo sillón del que había disfrutado brevemente- 

 “Ella aceptó, y removiendo el azúcar de su taza, se sentó en él. A mi modo de ver las cosas, Mariano podía y debía seguir de pie, no quedaba un sitio libre frente a la chimenea.”

 - Devuélvele las llaves del coche a tu padre, y dale las gracias. -Mariano me las tendió-

 “Deposité la taza en la bandeja del juego de café, alargué la mano para recoger el maná que representaba para mí aquellas llaves y Mariano se las guardó en el bolsillo.” 

 - Tío Felipe, ¿Me puedes decir en que habitación están mis padres? -pregunté- 

 “Lo de Mariano tenía que finalizar, algo me decía que era una de las pocas personas neutrales en aquella casa.”

 - Tienen el equipaje en el dormitorio que está al lado de la sala de estar del segundo piso. - Gracias por la información y por el café.

 “Comenzó ha sonar el viejo teléfono que reposaba en la pequeña mesita de estilo rústico situada a la derecha de la chimenea. Felipe se levantó y descolgando el aparato inició una conversación en Gallego cerrado que se escapo a mi entendimiento.”




- Si, la medicación también ha hecho lo suyo. “Mi hermana Isabel se mostraba tímidamente vacilona dadas las circunstancias, se dirigió hacía la cafetera decidida a entrar en calor con un buen trago de aquel café.” - El viento de Galicia tiene la virtud de recuperar espíritus y fortalecer cuerpos. -Carmen tenía también cierto aire de meiga- “Soplé el café de la taza para bajarle un poco la temperatura, comprobé que no escaldara lenguas y le di un trago que dio buena cuenta de él, recogí mi cazadora de la mullida alfombra y me incorporé.” - Siéntate aquí, yo voy a subir a ver que tal se encuentra nuestra madre. –-le ofrecí a mi hermana el cómodo sillón del que había disfrutado brevemente- “Ella aceptó, y removiendo el azúcar de su taza, se sentó en él. A mi modo de ver las cosas, Mariano podía y debía seguir de pie, no quedaba un sitio libre frente a la chimenea.” - Devuélvele las llaves del coche a tu padre, y dale las gracias. -Mariano me las tendió- “Deposité la taza en la bandeja del juego de café, alargué la mano para recoger el maná que representaba para mí aquellas llaves y Mariano se las guardó en el bolsillo.” - Tío Felipe, ¿Me puedes decir en que habitación están mis padres? -pregunté- “Lo de Mariano tenía que finalizar, algo me decía que era una de las pocas personas neutrales en aquella casa.” - Tienen el equipaje en el dormitorio que está al lado de la sala de estar del segundo piso. - Gracias por la información y por el café. “Comenzó ha sonar el viejo teléfono que reposaba en la pequeña mesita de estilo rústico situada a la derecha de la chimenea. Felipe se levantó y descolgando el aparato inició una conversación en Gallego cerrado que se escapo a mi entendimiento.”


Arte inconformista.