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jueves, febrero 02, 2012

74ª entrega El lobo Gallego.




- Vosotros siempre igual, deberíais tener un poco de vergüenza y comportaros como supuestos adultos que sois.

“Isa miró seriamente a su novio y dictó su orden.”

- Tira Mariano, ya me encargare yo de que coincidáis lo justo tú y mi hermano.

- Gero arte, txotxolo. -Se despidió Mariano-

“Debía despedirme sin caer en el error de abrir fuego lingüísticamente contra el eslabón perdido de la cadena evolutiva, que tenía frente a mí.”

- Agur. -Mi hermana levantó la mano en señal de saludo-

- Adiós.

“Me dirigí a la habitación pensativo. Abrí la puerta lentamente, deseando que Raquel hubiera acertado en sus suposiciones. Esta era otra cuestión dudosa. Raquel se comportaba como la ama de llaves del caserón cuando suponíamos que pertenecía a la otra facción. Estaba claro que reunir la mayoría de las piezas del puzzle iba ha ser complicado.
Lo primero que hice una vez dentro de la habitación fue comprobar armarios y ver si estaban vacíos. Raquel acertó.
Lo segundo fue liberarme del maldito lastre de la pesada mochila. La descolgué de mi espalda y la arrojé con intenciones homicidas a un rincón. Mis ojos se clavaron en la cama, y un segundo más tarde, y medio salto después, me hallaba tumbado en la misma.
Recorrí el dormitorio con la mirada, mientras una paradisíaca sensación de bienestar invadía todo mí ser y reconfortaba mis cinco sentidos. Sin apenas percatarme de ello, me sorprendí con un cigarro en la boca y pensando en mi prima y en su juego.
Mariano “el gladiador” en una cosa tenía razón. Raquel era el fiel reflejo en mí iris de una víbora sumamente sigilosa y por añadidura muy peligrosa potencialmente. No era capaz de ver todo aquel embrollo con perspectiva. Algo me nublaba los ojos del entendimiento, confié en que el tiempo y un poco más de información me ayudaran ha despejar aquella bruma.
La primera decisión que tome fue no comunicar a nadie más lo que pudiera averiguar de aquel momento en adelante. No debía convertirme en la correa de transmisión de ningún grupo. Comencé ha ver a mi prima Raquel como a la ficha de ajedrez que busca marcar y clavar al peón de rey contrario.”




- Vosotros siempre igual, deberíais tener un poco de vergüenza y comportaros como supuestos adultos que sois. “Isa miró seriamente a su novio y dictó su orden.” - Tira Mariano, ya me encargare yo de que coincidáis lo justo tú y mi hermano. - Gero arte, txotxolo. -Se despidió Mariano- “Debía despedirme sin caer en el error de abrir fuego lingüísticamente contra el eslabón perdido de la cadena evolutiva, que tenía frente a mí.” - Agur. -Mi hermana levantó la mano en señal de saludo- - Adiós.



Arte inconformista.

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