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jueves, abril 02, 2009

4ª entrega.


- Así es, -corroboró Carlos, mis por cierto, fáciles deducciones- la casa, los autobuses, los barcos la panadería, la empresa constructora, la tienda de alimentación. Todo eso y algo más es el fruto de los amplios márgenes de beneficios que deja el negocio de la cocaína.

“Pasaron diez minutos en silencio por nuestra parte, el tren adquirió velocidad y el paisaje nocturno comenzó a desfilar al otro lado del frío cristal.”

- ¿No esta Jesús... -Pregunté yo-... al frente de la empresa constructora

“Carlos se incorporó, rebuscó en su negra mochila y extrajo de una pequeña bolsa de cuero marrón una postura
de hachís, y comenzó con los preámbulos de la elaboración de un “peta.”

- Pues sí... -Afirmó mientras diseccionaba una “china” del tamaño apropiado-... Tu tío Antonio a puesto a Jesús
el mayor de sus hijos, al frente de la pequeña empresa de construcción. Sociedad que se dedica la edificación de villas a la medida en varios puntos de la costa gallega, Rías bajas para ser más exacto.
Antonio compra un terreno, consigue con chantajes las recalificaciones y permisos necesarios, esta es otra historia que abordare mas adelante, y deja que su hijo mayor y sus obreros levanten una mediana pero coqueta villa, en menos tiempo del que tarda un servidor en soplarse medio litro de kalimotxo de un solo trago.
Solo los vi en el tajo una sola vez, y te juro que era un espectáculo digno de observar y admirar.
De esos currelas, el que no era electricista, era fontanero. El que no sabia de escayola, entendía de carpintería. El que no se manejaba con sistemas de aire acondicionado, entendía de mujeres descontentas con la marcha de las obras. Y por supuesto, todos dominaban la albañilería a la perfección.
Con este equipo, nuestro primo Jesús se esta montando en el Dólar, y de paso haciendo más acaudalada a ese lobo de nombre Antonio.
Lo peor, es que mi madre sospecha, que uno de sus vecinos desaparecido hace cuatro años por cortejar a nuestra primita Juncal, reposa en los cimientos de una de esas villas. Hay que reconocer, que era un degenerado.

- La verdad -afirmé- es que comienzo a estar impresionado, por no decir que acongojado, por no afirmar que acojonado.

“Carlos se encontraba en la avanzada fase de liar el porro, con la gran pericia adquirida a lo largo de toda una adolescencia de fumador empedernido.”

- Cuéntamelo a mí... -me decía, antes de pasar su lengua por la banda de la pega del papelillo de liar-... Nuestro tío Antonio, alías “El lobo” es un capo menor de la coca, y mucho me temo que sus manos estén manchadas de rojo arterial, tributo de la sangre de al menos dos desgraciados, que tuvieron la mala ocurrencia de interponerse e interferir entre él y sus intocables intereses.

“Llegado a este punto, Carlos izo una pequeña pausa para encender el “peta” y darle una gran e intensa calada. El humo ascendió y cargo el ambiente, desdibujando el reflejo de su cara en el cristal.”

- ... La verdad Abel, -proseguía Carlos- es que su sola presencia conseguía producirme una taquicardia mas pronunciada, que la producida por la mezcla de alcohol y anfetaminas a la que estoy intermitentemente casi habituado.
Y es que aquí un “menda” no esta ni acostumbrado, ni familiarizado, a sentarse en la misma mesa que un capo de la droga, por muy pequeño que sea.
Cada vez que lo recuerdo, -continuaba Carlos con su perorata- consigo que todos y cada uno de los poros de mi asustado cuerpo, emanen sudor a un ritmo alarmante. Y es que cada vez que pienso que pase dos noches en su casa, que dormí allí, en la lobera junto a sus cachorros, consigo dejar de saber en que parte de mi cuerpo se encuentran mis genitales...

“Las cortinas de la puerta del compartimiento estaban descorridas y se veía pasar gente por el pasillo en busca de un hueco libre.”

- Sabes primo... -Corte por lo sano la alocución con la que me estaba martilleando-... Me has hecho recordar
algo que me llamo la atención hace cuatro años, en mi última visita, fue una comida dominical ofrecida en consideración a mis padres.
Te lo juro, creo estar viéndolo ahora mismo con toda precisión de detalles.
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