“Tenía razón. Esa hipócrita carrera llamada diplomacia, no iba con mi forma de entender las relaciones humanas.”
- Perdona, -la interrumpí- Intuyo, que te refieres a Juan, ya que el altercado con Maxi no te ha llamado la atención. Supongo que nuestra breve platica ya os la ha comentado.
“Atrás quedo un pasillo lateral que daba acceso a uno de los tres balcones del caserón.”
- No ha sido muy inteligente por tu parte -me recriminó- a la primera de cambio, el haberte enemistado con una persona que no conoces de nada. Más siendo familiar tuyo.
“Llegamos a la segunda bifurcación del pasillo, esta vez a la derecha y Raquel frenó en seco su escultural figura, yo hice lo propio con mi agotado cuerpo, y volví a perderme en sus ojos mientras le contestaba.”
- Puede que en parte tengas razón, sin embargo en lo que no estoy de acuerdo, es en tu afirmación de que yo no conozco a Juan. En algunos casos no hace falta conocer a una persona, para saber el mínimo imprescindible que decida si es de tu agrado. En este caso en particular, lo poco que sé de Juan, obliga a mí conciencia a obrar en consecuencia, es decir, ignorarlo totalmente, como si no lo viera y se tratara de un espejismo.
“Raquel desplazó el peso de su cuerpo de una pierna a la otra, consiguiendo un sutil movimiento de caderas, que personalmente me hacía perder la cabeza.”
- Da gusto comprobar que el paso del tiempo no corrompe a todos por igual. Me atrevería a decir que hay personas inmunes, tu por ejemplo -sonrió- sigues estando tan adorablemente loco como recuerdo.
“No supe si facturarla directamente a la Mierda, por dudar y poner en entredicho mi cordura, o presentarle mis respetos por dorarme la píldora y sugerir que aquí un servidor pudiera ser adorable. Me incline por lo segundo.”
- Eskerrikasko neska. -Me reí con ganas- Creo no equivocarme al pensar que lo de “adorablemente loco” es un cumplido.
- ¿Eskerrikasko? ¿Neska? -El bello rostro de mi prima se convirtió en una duda-
- Perdona, -la interrumpí- Intuyo, que te refieres a Juan, ya que el altercado con Maxi no te ha llamado la atención. Supongo que nuestra breve platica ya os la ha comentado.
“Atrás quedo un pasillo lateral que daba acceso a uno de los tres balcones del caserón.”
- No ha sido muy inteligente por tu parte -me recriminó- a la primera de cambio, el haberte enemistado con una persona que no conoces de nada. Más siendo familiar tuyo.
“Llegamos a la segunda bifurcación del pasillo, esta vez a la derecha y Raquel frenó en seco su escultural figura, yo hice lo propio con mi agotado cuerpo, y volví a perderme en sus ojos mientras le contestaba.”
- Puede que en parte tengas razón, sin embargo en lo que no estoy de acuerdo, es en tu afirmación de que yo no conozco a Juan. En algunos casos no hace falta conocer a una persona, para saber el mínimo imprescindible que decida si es de tu agrado. En este caso en particular, lo poco que sé de Juan, obliga a mí conciencia a obrar en consecuencia, es decir, ignorarlo totalmente, como si no lo viera y se tratara de un espejismo.
“Raquel desplazó el peso de su cuerpo de una pierna a la otra, consiguiendo un sutil movimiento de caderas, que personalmente me hacía perder la cabeza.”
- Da gusto comprobar que el paso del tiempo no corrompe a todos por igual. Me atrevería a decir que hay personas inmunes, tu por ejemplo -sonrió- sigues estando tan adorablemente loco como recuerdo.
“No supe si facturarla directamente a la Mierda, por dudar y poner en entredicho mi cordura, o presentarle mis respetos por dorarme la píldora y sugerir que aquí un servidor pudiera ser adorable. Me incline por lo segundo.”
- Eskerrikasko neska. -Me reí con ganas- Creo no equivocarme al pensar que lo de “adorablemente loco” es un cumplido.
- ¿Eskerrikasko? ¿Neska? -El bello rostro de mi prima se convirtió en una duda-
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