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miércoles, marzo 18, 2009

2ª entrega.







2ª entrega.


- Próximo tren con destino a Coruña efectuara su salida dentro de 15 minutos desde el andén número dos...

“Berreaban” los altavoces de la estación, con un tono y volumen, de lo mas molesto para mi gusto en aquellos delicados momentos.”

- Lo que más me preocupa y jode, aparte de esos putos altavoces... -Me afirmaba Carlos mientras cogíamos nuestras mochilas del suelo y nos encaminábamos con paso indeciso hacia nuestro tren destino-... Es la delicada situación en la que queda esta familia.

- Para tanto no será...


“Le replicaba yo, mientras cosa rara en mí, me tropezaba con unas abandonadas maletas y casi me rompía los dientes en el duro y sucio andén.”

- Oye... A ver si miras por donde vas.

“Oí una voz a mis espaldas. Seguro que propiedad de una mujer mayor y apenada.”

- ¡Señora! ¿Porqué deja su equipaje en plan celada en medio del paso de la gente? No sabe que el robo y la sustracción de objetos de valor, tienen en las estaciones y demás aglomeraciones sus habitad naturales.

“Disparé literalmente por la boca, apuntando a la cara de la inconsciente mujer de marras, sin apenas percatarme de lo agresivo de mi postura.”

- ¡Oye! Que solo ha sido un momento...

“Replicaba la sorprendida y atónita voz.”

- Si, un gran momento de imprudencia por su parte, que casi me cuesta una caída de bruces con todas sus posibles secuelas.
- No te ha ocurrido nada, exagerado...

- Se comporta usted como esos animales que se reúnen en rebaños...

- Tira para el tren, que te veo venir...

“Me espetó Carlos mientras me arrastraba por el andén número dos, en dirección a nuestro medio de transporte.
Atrás quedaron los balidos de aquella añeja oveja.”

- De buena gana la trasquilaba...

- ¿Qué?

“Me miraba mi primo con sus sorprendidos ojos bañados en sangre.”

- Nada, cosas mías... Idioteces cerebrales de mi exclusivo uso. -Le contesté de malísima manera
-

- Hay que ver como te pones por nada... yo le hubiera acertado con la bota en plena boca, por dejar la maleta en plan trampa ahí.

“Me sugirió sonriendo Carlos.”

- Bueno, resultas muy moderado cuando quieres, dejémoslo estar...

“Casi grité para aupar mi voz por encima del barullo sonoro que reinaba en la estación del norte.”

-... Y contéstame: ¿Porqué te preocupa tanto, la situación en que a quedado la familia, tras la muerte de la abuela Carmen?

- La verdad es que tú no sabes de la misa la media, me consta que hay cuestiones que siguen siendo un secreto para los que vivís alejados de Galicia.

“Me aclaraba Carlos. Hundiéndome un poco más en el pozo de la ignorancia, en el que estaba cayendo sin remisión.”

- Tienes razón, -conteste yo a mi vez- nunca me ha interesado demasiado lo que ocurre a 800 kilómetros de mi pueblo, y menos tratándose de trapos sucios de la familia.

“Nos quedamos mirando la placa que marcaba nuestro número de coche.”

- Pues va siendo hora de que eso cambie, -me sugirió Carlos- necesitas información, ya que nos dirigimos paso a paso a la boca del lobo gallego.

- ¡Venga Carlos! No me seas como los narradores de historias medievales. –-le comenté mientras subíamos resoplando al vagón de segunda clase, que nos llevaría hacia nuestro incierto encuentro con la realidad en tierras gallegas-

- Aquí mismo -sonó a orden castrense-

“Entramos en un compartimiento del vagón de cola por aquello de los choques frontales ferroviarios.
Tiramos las pesadas mochilas al suelo, cerramos la puerta del habitáculo y nos despatarramos, ocupando las plazas destinadas a seis personas, dando un merecido respiro a nuestros cansados huesos derrotados por dos noches de farra consecutiva.”

- Lo difícil es que no veo por donde empezar con un mínimo de coherencia... -retomó el hilo de la conversación Carlos-... No se hasta que punto conoces la “historia” de la familia, me refiero al verdadero y oscuro pasado.

- Hazte a la idea de que no se nada. –-respondí-

“Carlos ladeó su tumbado y por el momento acabado cuerpo, sonrió y me dio la impresión de que en su cortex cerebral se encontraba en plena efervescencia un desagradable discurso.”


- Sabes, -empezó- uno supone, o por lo menos yo creía, que su familia, nuestra familia, es, era, normal. Numerosa, con problemas, contrabandista, pero normal al fin y al cabo.

- Yo también pienso lo mismo... -Le respaldé-

- Espera, espera... -Me cortó por lo sano mientras se encendía un cigarro- El velo cayó hace dos años y medio. Mi madre en una disputa familiar puso las cartas sobre la mesa... ¿Porqué crees que me fui a Londres?

- Tú sabrás, yo no soy brujo. -Respondí mientras me quitaba las botas para conseguir un grado mas elevado de comodidad-

- Pues la razón de que me fuera a Inglaterra, como me pude haber escapado a Jamaica, fue simplemente que me acojone. Ocurrió como de hecho y palabra ocurre muy a menudo en esta vida, que una cadena de sucesos y acontecimientos, tiro por la borda, por así decirlo, la supuesta etiqueta de normalidad de nuestra muy honorable familia. Sentí horror al pensar que uno de los dos bloques intentara captarme.

- ¿Honorable? Tú alucinas, deben ser la falta de sueño y nutrientes. -Le lancé un mechero-

- No seas cabrón, era un decir como otro cualquiera. Que preferías que hubiera dicho: Puta familia.

- Por ejemplo. -Dije riéndome con ganas-

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