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domingo, junio 26, 2011

44ª entrega.


- Tenéis toda la razón...-Ponía Carlos su propia especia para condimentar aquella conversación- ...Cambiaría mi hipotética cama, por un buen plato de cocido lleno ha rebosar de cerdo.

“Aprobamos el comentario por unanimidad. Por todos los santos corruptos del calendario, que hambre tenia.”

- Sabéis que me ha entrado hambre con esta conversación. -Se relamía Ricardo quizá pensando en algún suculento plato preparado por las expertas manos de su mujer-

“Ricardo resucitó la radio pulsando el botón adecuado, por los cuatro bafles comenzó ha salir una algarabía de noticias, cada cual más deprimente, que aturdían los sentidos.
La verdad, lo que opinara Felipe González en aquel momento, -bueno, en cualquier momento- sobre el estado de la coyuntura económica me succionaba la polla.
El comportamiento de la inflación a aquellas alturas del año me la traía al pairo, y el índice del paro registrado en el INEM no me aportaba nada positivo.”

- Estamos jodidos con estos datos... -Comentaba Ricardo el taxista-... cuanto mejor que hablaran de cocina.

- Creo que estamos todos de acuerdo...

“Poco a poco mi atención consciente se fue trasladando de las noticias radiadas, al distorsionado panorama que lograba entrever a través de la ventanilla empañada.
La radio comenzó ha ser un rumor apenas audible para mi hastiada mente.
Del mismo modo que el murmullo de un riachuelo, cuyas veloces aguas desgastaran y pulieran las piedras del fondo, mi conciencia se fue erosionando de igual manera que las piedras del lecho, disolviéndose en la corriente y siendo arrastrada a la desembocadura del mar de los sueños.”


- Tenéis toda la razón...-Ponía Carlos su propia especia para condimentar aquella conversación- ...Cambiaría mi hipotética cama, por un buen plato de cocido lleno ha rebosar de cerdo.

“Aprobamos el comentario por unanimidad. Por todos los santos corruptos del calendario, que hambre tenia.”

- Sabéis que me ha entrado hambre con esta conversación. -Se relamía Ricardo quizá pensando en algún suculento plato preparado por las expertas manos de su mujer-

“Ricardo resucitó la radio pulsando el botón adecuado, por los cuatro bafles comenzó ha salir una algarabía de noticias, cada cual más deprimente, que aturdían los sentidos.
La verdad, lo que opinara Felipe González en aquel momento, -bueno, en cualquier momento- sobre el estado de la coyuntura económica me succionaba la polla.
El comportamiento de la inflación a aquellas alturas del año me la traía al pairo, y el índice del paro registrado en el INEM no me aportaba nada positivo.”

- Estamos jodidos con estos datos... -Comentaba Ricardo el taxista-... cuanto mejor que hablaran de cocina.

- Creo que estamos todos de acuerdo...

“Poco a poco mi atención consciente se fue trasladando de las noticias radiadas, al distorsionado panorama que lograba entrever a través de la ventanilla empañada.
La radio comenzó ha ser un rumor apenas audible para mi hastiada mente.
Del mismo modo que el murmullo de un riachuelo, cuyas veloces aguas desgastaran y pulieran las piedras del fondo, mi conciencia se fue erosionando de igual manera que las piedras del lecho, disolviéndose en la corriente y siendo arrastrada a la desembocadura del mar de los sueños.”




Arte inconformista.

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